La Educación capitalista destruye la identidad y nuestra historia.
Por más que se busque, en los dos edificios de la Facultad de Humanidades de la UP no será posible encontrar un salón destinado a los estudiantes de la licenciatura de Historia. Fácilmente se localizará a grupos de alumnos que se preparan para ser guías turísticos bilingües, de la licenciatura ‘Turismo cultural e histórico’, una de las tres carreras que en teoría ofrece el Departamento de Historia. Las otras dos son Antropología e Historia. Esta última se encuentra ‘virtualmente desaparecida’, según Miguel Ángel Candanedo, secretario general del centro de estudios, debido a que aquí solamente hay cinco estudiantes.
Candanedo alerta que la carrera que formaba historiadores, investigadores, profesores y profesionales para trabajar en archivo, ‘no cuenta con estudiantes nuevos’. De los cinco que todavía permanecen ‘la mayoría están en revisión de créditos para graduarse’, explica Fermina Santana, directora de la Escuela de Historia. El reducido grupo está disperso dentro de la Facultad, ‘utilizando las aulas de otras carreras’ y recibiendo tutorías.
¿Y después de que se gradúen qué? No es un pregunta fácil, la directora arriesga: ‘Estamos en un proceso de reestructuración, cambiando el plan de materias y reduciendo el tiempo de estudio de cinco años a tres años y medio’. Así esperan atraer más estudiantes a la licenciatura y reforzar lo que es el ‘relevo generacional’ en la disciplina que es percibida como poco rentable.
Mientras la licenciatura de Historia languidece, licenciaturas como la de turismo han aumentado sus matrículas en los últimos años. ‘El turismo está sosteniendo el departamento de historia’, asevera el profesor Celestino Araúz, que dicta clases en la licenciatura de Geofrafía e Historia, que cuenta con una docena de asistentes.
Araúz, egresado de la escuela de filosofía, advierte que ‘están asesinando la historia’ tanto en las universidades como en los colegios. Subraya que se está ‘restringiendo su enseñanza’ en las escuelas secundarias, porque se están sacando del pénsum académico materias como relaciones de Panamá con los Estados Unidos y Panamá en el mundo americano. ‘No hay mercado de trabajo. A esto se debe la merma, al poco estímulo que existe para los estudiantes que van a ofrecer sus servicios como maestros en la educación media. ¿A dónde va a trabajar un historiador?’, pregunta, y agrega que el ocaso de las materias humanísticas se traduce en la formación de ‘profesionales que conocen mucho acerca de su especialidad pero que son ignorantes en todo aquello que se relacione con sus identidad... Van a ser como autómatas’.
De acuerdo con Candanedo, la Universidad está cumpliendo con lo establecido por Ley número 42 del 5 de agosto del 2002, que en su artículo cinco dispone que la enseñanza de la historia de Panamá será de carácter obligatorio ‘en todas las carreras de nivel superior en las universidades’.
Aunque reconoce que no se puede ‘prescindir de la formación de profesores de historia’, manifiesta que tampoco se pueden extender demasiado las carreras: ‘Para la mayoría de los estudiantes de la las materias como historia son complementarias, no asignaturas de sus especialidades’, expone.
¿Cuando estos viejos ya no estén qué va a pasar? Es una pregunta que lanza Mariano, un estudiante de la carrera de Geografía e Historia. Le preocupa que su facultad se quede sin profesores de historia, sin maestros como Araúz, que ha dedicado 35 años de su vida a la enseñanza universitaria. Por el momento, en la partida entre las humanidades y las materias técnicas, estas últimas parecen llevar la mano ganadora.
Candanedo alerta que la carrera que formaba historiadores, investigadores, profesores y profesionales para trabajar en archivo, ‘no cuenta con estudiantes nuevos’. De los cinco que todavía permanecen ‘la mayoría están en revisión de créditos para graduarse’, explica Fermina Santana, directora de la Escuela de Historia. El reducido grupo está disperso dentro de la Facultad, ‘utilizando las aulas de otras carreras’ y recibiendo tutorías.
¿Y después de que se gradúen qué? No es un pregunta fácil, la directora arriesga: ‘Estamos en un proceso de reestructuración, cambiando el plan de materias y reduciendo el tiempo de estudio de cinco años a tres años y medio’. Así esperan atraer más estudiantes a la licenciatura y reforzar lo que es el ‘relevo generacional’ en la disciplina que es percibida como poco rentable.
Mientras la licenciatura de Historia languidece, licenciaturas como la de turismo han aumentado sus matrículas en los últimos años. ‘El turismo está sosteniendo el departamento de historia’, asevera el profesor Celestino Araúz, que dicta clases en la licenciatura de Geofrafía e Historia, que cuenta con una docena de asistentes.
Araúz, egresado de la escuela de filosofía, advierte que ‘están asesinando la historia’ tanto en las universidades como en los colegios. Subraya que se está ‘restringiendo su enseñanza’ en las escuelas secundarias, porque se están sacando del pénsum académico materias como relaciones de Panamá con los Estados Unidos y Panamá en el mundo americano. ‘No hay mercado de trabajo. A esto se debe la merma, al poco estímulo que existe para los estudiantes que van a ofrecer sus servicios como maestros en la educación media. ¿A dónde va a trabajar un historiador?’, pregunta, y agrega que el ocaso de las materias humanísticas se traduce en la formación de ‘profesionales que conocen mucho acerca de su especialidad pero que son ignorantes en todo aquello que se relacione con sus identidad... Van a ser como autómatas’.
De acuerdo con Candanedo, la Universidad está cumpliendo con lo establecido por Ley número 42 del 5 de agosto del 2002, que en su artículo cinco dispone que la enseñanza de la historia de Panamá será de carácter obligatorio ‘en todas las carreras de nivel superior en las universidades’.
Aunque reconoce que no se puede ‘prescindir de la formación de profesores de historia’, manifiesta que tampoco se pueden extender demasiado las carreras: ‘Para la mayoría de los estudiantes de la las materias como historia son complementarias, no asignaturas de sus especialidades’, expone.
¿Cuando estos viejos ya no estén qué va a pasar? Es una pregunta que lanza Mariano, un estudiante de la carrera de Geografía e Historia. Le preocupa que su facultad se quede sin profesores de historia, sin maestros como Araúz, que ha dedicado 35 años de su vida a la enseñanza universitaria. Por el momento, en la partida entre las humanidades y las materias técnicas, estas últimas parecen llevar la mano ganadora.
Fuente:
http://laestrella.com.pa/online/impreso/2011/12/11/asesinan_el_conocimiento_del_pasado_de_panama.asp
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