lunes, 9 de septiembre de 2013

A dónde va Ollanta

Por Segundo Matta Colunche
 
Han pasado 2 años de gestión del presidente Ollanta Humala, y lo que más resalta de su gestión es leyes y acciones incoherentes con sus promesas de campaña. En los primeros meses se arrodilló a las trasnacionales agrupados en la CONFIEP, SNMPE y Cámara de Comercio de Lima. Ese cambio ha marcado la dirección de su gobierno ahora.

Haciendo historia:

En los primeros meses de gestión de Humala en Cajamarca estalló el proyecto minero Conga. La prometida defensa del agua se convirtió en “Conga Va” o en “oro y agua”, en represión al pueblo que lo eligió y denuncias por doquier a dirigentes y autoridades regionales. Terminó el 2011 con grandes bajas, sus  principales colaboradores, varios de ellos, indiscutibles técnicos y profesionales políticos, renunciaron al gobierno y por ende al “nacionalismo”.

Pasaron los días y vino la mano dura de Oscar Valdés con resultados más lamentables: cinco muertos en Cajamarca, cientos de heridos, denunciados y perseguidos; el gabinete Valdés respondía estrictamente a estrategias de Newmont-Yanacocha. Los gerentes de la cuestionada empresa minera se atrevieron a hacer una conferencia de prensa en el mismo palacio de gobierno y algunos ministros terminaron siendo agasajados con pasajes aéreos en avionetas personales.

Mientras esto sucedía en el seno del gobierno, las protestas de solidaridad con Cajamarca se multiplicaban en varias regiones del Perú y principales países del mundo. Todas las plataformas de lucha se orientaban a la defensa del agua, Nuevo Modelo de Desarrollo, Nueva Constitución, Proyecto Nacional de Desarrollo y otras de índole reivindicativas, mientras que por el otro lado nos mostraban la cara más criminal de la represión.

¡Así se consolidaba la traición de un presidente!

Valdés cayó por añadidura. Fue el típico autoritario y defensor a ultranza de las mineras. Las botas de militar quiso ponerlas en un gobierno democrático. Terminó como deberían terminar los fascistas y autoritarios: deslegitimados y rechazados por el pueblo. No duró mucho, Cajamarca tumbó a su segundo gabinete de Humala.

Asumió la presidencia del Consejo de Ministros Juan Jiménez Mayor -con perfil de ser un hombre “dialogante”-, se nombró a Vladimiro Huaroc -alto comisionado de la PCM para el tema de conflictos sociales-; No hicieron otra cosa que responder al poder económico y las trasnacionales mineras.

Se demostró una vez más que el control del gobierno está en manos de la CONFIEP.

Con el gabinete actual se ha consumado una serie de leyes incoherentes, tan discriminatorias como en las peores épocas de la república. La Ley del Servicio Militar Obligatorio (OMS), Ley del Servicio Civil, Aportes obligatorios a las AFPs, Repartija para nombrar integrantes del Banco Central, Defensoría del Pueblo, y Tribunal Constitucional, etc., que luego serían revocados por la sociedad tras el rechazo en multitudinarias movilizaciones.

Adónde va Ollanta? La respuesta es clara.

Va a integrar la “Derecha Bruta y Achorada DBA”, porque la derecha intelectual, como diría César Hildebrandt, tiene mejores candidatos. Ollanta no lo representa, sus incoherencias solo pueden ser apoyadas mientras dure su gobierno; no trabajarán para ubicarlo de nuevo. El final el humalismo será como moribundo independiente. Desparecer. Toledo y Perú Posible es un ejemplo de ello.

Allá va Humala. Las encuestas pueden expresar algo de ello, las rechiflas a la salida del estadio nacional en Lima también son expresiones. Sin duda mínimos en comparación a la desconfianza general de la población.