Por: Segundo Matta Colunche
Luis
Favre. “En los procesos políticos electorales existen tres tipos de campañas:
Positiva, negativa y guerra sucia. Con la última no se gana”.
Las dictaduras y los
gobiernos “democráticos” corruptos han utilizado a los hombres de prensa como
mesnada para mantener su imagen y asentarse con fuerza en un sector de la
población. Estas acciones no son nuevas, ya desde la dictadura de Leguía
panfletos como “La Última hora” eran utilizados para desprestigiar a los
opositores.
La amarga experiencia en la historia mediática dictatorial también se
vivió en la década del noventa. La dupla Fujimori-Montesinos compraron las
líneas editoriales de la mayoría de medios de comunicación (Televisión, radial
y prensa escrita). Además, crearon los llamados diarios chicha que se
encargaban de difamar, mentir y desarrollar una guerra sucia contra los
opositores al régimen. Entre los ya conocidos “periodistas” al servicio de la
mafia fujimontesinista, se encontraban los tabloides: La Chuchi, El Chino, El
Mañanero, La Reforma, El Chato, La Yuca, cuyos titulares sensacionalistas
pretendían sembrar psicosociales en el pueblo peruano. Estos últimos a precio
de “ganga” y hasta gratis invadían los quioscos limeños y de las principales
ciudades del país. Y como se sabe, sus principales operadores terminaron siendo
procesados y sentenciados por su actuación mercenaria.
En Cajamarca, un sector de la prensa tuvo comportamientos similares. En
pleno conflicto contra la minera Yanacocha por sus intentos de explotar el
cerro Quilish, estos actuaron de espaldas a la población. Cerraron sus espacios
a las manifestaciones populares, las desprestigiaron y mantuvieron cercanía a
la empresa minera. Algo similar ocurrió durante el conflicto Conga, salvo raras
excepciones.
Sin embargo, no es extrañar que la parcialización mediática también se
viva en pleno proceso electoral. Todos tienen derecho a pensar diferente o
adherirse a cualquier organización política, siempre y cuando no se atente
contra la verdad y la dignidad de las personas. Pero la realidad es distinta.
Veamos: Desde que estalló el conflicto Conga, un sector de la prensa financiada
por Yanacocha desarrolló una campaña mediática de desprestigio contra la
gestión de Gregorio Santos, incluyendo adjetivos irreproducibles. Sentenciaron
irresponsablemente por adelantado sin tener opción a la réplica. Dichas actitudes
suceden hasta nuestros días.
No es el único ejemplo. El candidato a la alcaldía provincial de
Cajamarca, por el Frente Amplio, Sergio Sánchez también fue presa de ataques
permanentes donde se le acusó de todo. Memes elaboradores por “troll´s
fujimoristas y de Yanacocha” orientan a desprestigiarlo políticamente, ante
evidentes espacios de avance en la lid electoral.
Últimamente han orientado sus baterías contra el candidato provincial,
Jesús Julca (Cajamarca en Acción), acusándolo de “corrupto”, “ineficiente”,
etc. y hasta han llegado a criticar sus rasgos andinos. Nada más discriminatorio
que orientar sus dardos contra un ciudadano cajamarquino. Se publicaron un
vídeo en donde se observa al candidato libando licor con un ex alcalde de
Cajamarca. Para los voceros de Yanacocha y el fujimorismo, la reunión
significaba “negociados para un eventual gobierno”. Sin embargo luego de las
investigaciones correspondientes, este vídeo correspondería a reuniones
amicales de meses atrás, cuando ni siquiera empezaba la campaña. Pero hicieron
aparecer como fuera recientemente. Nada más falso. Todas las gestiones tienen
procesos de investigación, sin embargo son inocentes hasta que no se pruebe lo
contrario (Presunción de Inocencia).
Sin embargo, conforme van transcurriendo los días se van desenmascarando
los operadores mediáticos. A uno de ellos fue sorprendido haciendo campaña por
el fujimorismo en Jaén, otros en similar comportamiento. Y otros adiestrados a
sus costumbres de chantaje emplean la palabra para destruir honras. ¿Qué
resultado han tenido? Nada. Probablemente el dinero y el vacío ideológico
ahuyente la ética profesional, es lamentable que una de las profesiones
importantes haya perdido respaldo y
credibilidad en la población. Si a algunos candidatos sus “asesores” les dicen
trabajaremos en base a guerra sucia, allá ellos. Pero luego no se lamente
cuando les llegue la derrota.