miércoles, 10 de septiembre de 2014

Con “Guerra Sucia” no se gana

Por: Segundo Matta Colunche

Luis Favre. “En los procesos políticos electorales existen tres tipos de campañas: Positiva, negativa y guerra sucia. Con la última no se gana”.

Las dictaduras y los gobiernos “democráticos” corruptos han utilizado a los hombres de prensa como mesnada para mantener su imagen y asentarse con fuerza en un sector de la población. Estas acciones no son nuevas, ya desde la dictadura de Leguía panfletos como “La Última hora” eran utilizados para desprestigiar a los opositores.

La amarga experiencia en la historia mediática dictatorial también se vivió en la década del noventa. La dupla Fujimori-Montesinos compraron las líneas editoriales de la mayoría de medios de comunicación (Televisión, radial y prensa escrita). Además, crearon los llamados diarios chicha que se encargaban de difamar, mentir y desarrollar una guerra sucia contra los opositores al régimen. Entre los ya conocidos “periodistas” al servicio de la mafia fujimontesinista, se encontraban los tabloides: La Chuchi, El Chino, El Mañanero, La Reforma, El Chato, La Yuca, cuyos titulares sensacionalistas pretendían sembrar psicosociales en el pueblo peruano. Estos últimos a precio de “ganga” y hasta gratis invadían los quioscos limeños y de las principales ciudades del país. Y como se sabe, sus principales operadores terminaron siendo procesados y sentenciados por su actuación mercenaria.

En Cajamarca, un sector de la prensa tuvo comportamientos similares. En pleno conflicto contra la minera Yanacocha por sus intentos de explotar el cerro Quilish, estos actuaron de espaldas a la población. Cerraron sus espacios a las manifestaciones populares, las desprestigiaron y mantuvieron cercanía a la empresa minera. Algo similar ocurrió durante el conflicto Conga, salvo raras excepciones.

Sin embargo, no es extrañar que la parcialización mediática también se viva en pleno proceso electoral. Todos tienen derecho a pensar diferente o adherirse a cualquier organización política, siempre y cuando no se atente contra la verdad y la dignidad de las personas. Pero la realidad es distinta. Veamos: Desde que estalló el conflicto Conga, un sector de la prensa financiada por Yanacocha desarrolló una campaña mediática de desprestigio contra la gestión de Gregorio Santos, incluyendo adjetivos irreproducibles. Sentenciaron irresponsablemente por adelantado sin tener opción a la réplica. Dichas actitudes suceden hasta nuestros días.

No es el único ejemplo. El candidato a la alcaldía provincial de Cajamarca, por el Frente Amplio, Sergio Sánchez también fue presa de ataques permanentes donde se le acusó de todo. Memes elaboradores por “troll´s fujimoristas y de Yanacocha” orientan a desprestigiarlo políticamente, ante evidentes espacios de avance en la lid electoral.

Últimamente han orientado sus baterías contra el candidato provincial, Jesús Julca (Cajamarca en Acción), acusándolo de “corrupto”, “ineficiente”, etc. y hasta han llegado a criticar sus rasgos andinos. Nada más discriminatorio que orientar sus dardos contra un ciudadano cajamarquino. Se publicaron un vídeo en donde se observa al candidato libando licor con un ex alcalde de Cajamarca. Para los voceros de Yanacocha y el fujimorismo, la reunión significaba “negociados para un eventual gobierno”. Sin embargo luego de las investigaciones correspondientes, este vídeo correspondería a reuniones amicales de meses atrás, cuando ni siquiera empezaba la campaña. Pero hicieron aparecer como fuera recientemente. Nada más falso. Todas las gestiones tienen procesos de investigación, sin embargo son inocentes hasta que no se pruebe lo contrario (Presunción de Inocencia).


Sin embargo, conforme van transcurriendo los días se van desenmascarando los operadores mediáticos. A uno de ellos fue sorprendido haciendo campaña por el fujimorismo en Jaén, otros en similar comportamiento. Y otros adiestrados a sus costumbres de chantaje emplean la palabra para destruir honras. ¿Qué resultado han tenido? Nada. Probablemente el dinero y el vacío ideológico ahuyente la ética profesional, es lamentable que una de las profesiones importantes haya  perdido respaldo y credibilidad en la población. Si a algunos candidatos sus “asesores” les dicen trabajaremos en base a guerra sucia, allá ellos. Pero luego no se lamente cuando les llegue la derrota.