domingo, 26 de abril de 2015

¡Unidad del pueblo, bien para todos!

Por: Segundo Matta Colunche

Dirigentes de organizaciones políticas de Izquierda presentes en el Encuentro Nacional del Movimiento de Afirmación Social (MAS)
¡Un sólo partido! ¡Un sólo candidato! ¡Un sólo programa!

El reagrupamiento de varias facciones de izquierda, progresistas e independientes con miras a las elecciones del 2016, genera debate en el sector político-social. Unos ven como alternativa de cambio para hacer frente a los candidatos de derecha (Keiko, Alan, PPK, y Toledo); y otros como amenaza para las inversiones asociada al crecimiento económico. Hasta el momento hay cuatro facciones claramente identificadas: El Frente Amplio (FA) que lidera Marco Arana Zegarra; el Movimiento de Afirmación Social (MAS) cuyo presidente es Gregorio Santos Guerrero; la Coalición Progresista de Bloques de Izquierda (CPUFI), cuyos representantes son Yehude Simón Munaro y Salomón Lerner Guhitis; y el Bloque Nacional Popular del ex nacionalista, Sergio Tejada Galindo. Con ciertas diferencias ideológicas-políticas, todos ellos aspiran dar un duro combate al continuismo neoliberal en las próximas elecciones generales.

A menos de 18 meses para la contienda electoral, organizaciones de Izquierda y Derecha alistan baterías para emprender una carrera política-electoral. Los millones de los grupos del poder económico van llenando las maletas para una campaña asistencialista, y sin miramientos y autocrítica. La derecha reaccionaria emprenderá una guerra mediática para descalificar a los movimientos de Izquierda. El hecho es que las etiquetas no dejan de aparecer, hoy en el diario El Comercio uno de sus voceros difunde un artículo con el título: “Una etiqueta que divide. Extrativismo, vade retro” En ella sentencia la desaparición de la Izquierda y la dividen en “neoextractivistas y posextrativistas”. Los primeros, están de acuerdo con el extractivismo pero con un papel más protagónico y directa del Estado en el proceso productivo o indirecta, a través de tributaciones o mecanismos de regulación, con experiencias importantes en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil, Uruguay, y Argentina; y los segundos que le dicen no al extractivismo (nada de minería, nada de petróleo, nada gas). No he escuchado a ningunos de las cuatro grupos de Izquierda considerarse anti-mineros o anti-todo. Estos calificativos tienen un objetivo: “generar dudas en el interno y desbaratar todo un esfuerzo de unidad”. Si lo logran por obra y gracia de la debilidad política e ideológica de quienes lideran la propuesta de unidad, habría sido la enésima vez que a puro periodicazos nos vecen antes de ingresar a la cancha. 

Consideramos importante la propuesta del congresista Jorge Rimarachín Cabrera (Cajamarca), quien luego de asumir autocríticamente las debilidades de coalición denominada: Izquierda Unidad (IU), en la década del 80 se pretenda dar un nuevo rumbo a los sectores progresistas. “Elecciones abiertas  (…un solo día a nivel nacional…) para elegir la plancha presidencial y candidatos al Congreso de la República. Sería el primer triunfo de la Izquierda en el Perú”, dijo ayer en Lima en el Encuentro Nacional del MAS. Esta propuesta tiene sello de unidad y concuerda con la propuesta de Gregorio Santos: ¡Un sólo partido! ¡Un sólo candidato! ¡Un sólo programa!”.

Empero, a las sanas voluntades de quienes aspiramos a un cambio profundo en el país, está el sectarismo que todavía carcome el cerebro de muchos de nosotros. “Unidad, pero yo primero” o “Unidad pero con mi grupo y sin el otro”, actitudes que tendrían que superarse para alcanzar las victorias de varios países de Latinoamérica, como referentes de unidad. También habría que sugerir que la más amplia unidad tiene que gestarse desde las bases, tarea para que todas las organizaciones políticas consoliden su fuerza organizativa.


No olvidemos que fuerzas políticas importantes también son los Movimientos Regionales y Locales, hay liderazgos claros en el interior del Perú. Convocarlos a ellos no solo llevaría a consolidar la unidad, sino daría una posibilidad de triunfo y sostenibilidad de un eventual gobierno nacional. La pelota está en la cancha, sólo  depende de nuestra actitud.