Por: Segundo Matta Colunche
Niños protestas contra la masacre al pueblo palestino por parte de Israel |
Muertes,
hambre, desolación y miedo soporta el pueblo de Palestina, ante la arremetida
sionista (terrorista) del disfrazado imperio Israelí. No se trata de
diferencias ideológicas o religiosas como pretende hacer creer la prensa
reaccionaria y sus aliados, sino de invasiones de tierras agropecuarias y
yacimientos de petróleo, según investigaciones de Patricia Casés, Carolina
Cerrano y Gisela Figueroa del Observatorio de Conflictos Internacionales.
Las
imágenes que se publican en medios internacionales y redes sociales, no sólo
han generado EL rechazo rotundo del mundo entero, sino han desenmascarado al
imperio norteamericano quien a través de la CIA y en estricta alianza con la
derecha israelí, invaden territorios a costa de vidas humanas, tan sólo por
ampliar su hegemonía mundial y apoderarse de los recursos petroleros que yacen
en medio oriente.
El
gobierno de Israel presidido por Benjamín Netanyahu, ha asesinado en los últimos días a 200 personas y
más de 1 500 ciudadanos en su mayoría civiles (mujeres, niños y ancianos). Un
gobierno sionista manchado las manos con sangre bajo el fundamento de luchar
contra el “terrorismo” de Hamás.
El sionismo es un grupo armado que se originó como ideología de la
pequeña burguesía y su aspiración era dotar al pueblo judío de un marco
nacional, pero finalmente actuó como asesino de sus hermanos -el pueblo árabe-.
Las ansias de regresar a la tierra prometida, los llevó a cometer atrocidades.
EEUU y Gran Bretaña los llaman “propulsores de la paz”, pero el mundo entero los
grita: “asesinos”, pues no es para menos ante el desangramiento de un pueblo
como Palestina que lucha por su libertad e independencia. Nada justifica la
invasión salvaje de Israel a territorios como La Franja de Gaza y Cisjordania
de histórica disputa entre judíos y árabes.
En 1948, después de la retirada de Gran Bretaña de territorio palestino,
comienza oficialmente la primera guerra árabe-israelí. Aunque la historia
determina que el conflicto data antes de la creación del Estado Judío (la
disputa de tierras bajo el manto de la fe los mantuvo enfrentados). Las
injusticias se extienden en todo el mundo, aun mayor en los países
capitalistas. “El palestino
despojado de su tierra se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo,
"el árabe es el terrorista". Israel hoy todavía vive anticipando
ataques, en perpetuo estado de "represalia", la que se ha convertido
en costumbre”, indican los
investigadores.
La masacre al pueblo palestino
los ha llevado a que los campamentos de refugiados se convirtieran en centros
de un nacionalismo palestino intenso, siendo la semilla de un fuerte
resentimiento, frustración, rencor y odio de los palestinos hacia el estado de
Israel. Muchos campos se convirtieron en bases de reclutamiento de la
Organización para la Liberación de Palestina. Su nacionalismo es intenso y
desde las escuelas se enseña a defender tu territorio con dignidad.
Mientras continúa el asesinato
a sangre fría a inocentes palestinos, la comunidad internacional incluido el
gobierno peruano que presidente Ollanta Humala, hace mutis por todos los
extremos. Ni la Comunidad Árabe, La ONU, la UE y otros han condenado la masacre
fascista de Israel. Injusticia que siempre existió: Los refugiados palestinos
también han sido objeto de expulsiones. En 1990 fueron expulsados de Kuwait
durante la Guerra del Golfo y, en 1995, el gobierno libio los expulsó para
protestar por el acuerdo de paz entre la Organización para la Liberación
Palestina (OPL) e Israel.
En medio de esta carnada,
gobiernos de izquierda han condenado las acciones sanguinarias de Tel Aviv
(capital de Israel). Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua han roto relaciones;
mientras que Brasil, Argentina, Ecuador y Rusia han criticado fuertemente.
“Alto al fuego sangriento de Netanyahu”, dicen:
Ante
el silencio de Organismos Internacionales y en complicidad de defensores de los
“Derechos Humanos”, Israel controla la distribución del agua de los territorios
ocupados y asigna el 80 % para el uso personal de los ciudadanos judíos, racionando
el resto para la población palestina e impidiendo así su desarrollo, este tema
nunca fue seriamente discutido durante el proceso de paz de Oslo. Ni bien se
instaló el movimiento sionista como una realidad, Israel se convirtió en
herramienta del imperialismo occidental. Paz, paz, paz exige el mundo entero.