miércoles, 16 de julio de 2014

Terrorismo y sionismo israelí nunca más

Por: Segundo Matta Colunche

Niños protestas contra la masacre al pueblo palestino por parte de Israel
Muertes, hambre, desolación y miedo soporta el pueblo de Palestina, ante la arremetida sionista (terrorista) del disfrazado imperio Israelí. No se trata de diferencias ideológicas o religiosas como pretende hacer creer la prensa reaccionaria y sus aliados, sino de invasiones de tierras agropecuarias y yacimientos de petróleo, según investigaciones de Patricia Casés, Carolina Cerrano y Gisela Figueroa del Observatorio de Conflictos Internacionales.

Las imágenes que se publican en medios internacionales y redes sociales, no sólo han generado EL rechazo rotundo del mundo entero, sino han desenmascarado al imperio norteamericano quien a través de la CIA y en estricta alianza con la derecha israelí, invaden territorios a costa de vidas humanas, tan sólo por ampliar su hegemonía mundial y apoderarse de los recursos petroleros que yacen en medio oriente.

El gobierno de Israel presidido por Benjamín Netanyahu, ha asesinado en los últimos días a 200 personas y más de 1 500 ciudadanos en su mayoría civiles (mujeres, niños y ancianos). Un gobierno sionista manchado las manos con sangre bajo el fundamento de luchar contra el “terrorismo” de Hamás.

El sionismo es un grupo armado que se originó como ideología de la pequeña burguesía y su aspiración era dotar al pueblo judío de un marco nacional, pero finalmente actuó como asesino de sus hermanos -el pueblo árabe-. Las ansias de regresar a la tierra prometida, los llevó a cometer atrocidades. EEUU y Gran Bretaña los llaman “propulsores de la paz”, pero el mundo entero los grita: “asesinos”, pues no es para menos ante el desangramiento de un pueblo como Palestina que lucha por su libertad e independencia. Nada justifica la invasión salvaje de Israel a territorios como La Franja de Gaza y Cisjordania de histórica disputa entre judíos y árabes.

En 1948, después de la retirada de Gran Bretaña de territorio palestino, comienza oficialmente la primera guerra árabe-israelí. Aunque la historia determina que el conflicto data antes de la creación del Estado Judío (la disputa de tierras bajo el manto de la fe los mantuvo enfrentados). Las injusticias se extienden en todo el mundo, aun mayor en los países capitalistas. El palestino despojado de su tierra se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo, "el árabe es el terrorista". Israel hoy todavía vive anticipando ataques, en perpetuo estado de "represalia", la que se ha convertido en costumbre”, indican los investigadores.

La masacre al pueblo palestino los ha llevado a que los campamentos de refugiados se convirtieran en centros de un nacionalismo palestino intenso, siendo la semilla de un fuerte resentimiento, frustración, rencor y odio de los palestinos hacia el estado de Israel. Muchos campos se convirtieron en bases de reclutamiento de la Organización para la Liberación de Palestina. Su nacionalismo es intenso y desde las escuelas se enseña a defender tu territorio con dignidad.

Mientras continúa el asesinato a sangre fría a inocentes palestinos, la comunidad internacional incluido el gobierno peruano que presidente Ollanta Humala, hace mutis por todos los extremos. Ni la Comunidad Árabe, La ONU, la UE y otros han condenado la masacre fascista de Israel. Injusticia que siempre existió: Los refugiados palestinos también han sido objeto de expulsiones. En 1990 fueron expulsados de Kuwait durante la Guerra del Golfo y, en 1995, el gobierno libio los expulsó para protestar por el acuerdo de paz entre la Organización para la Liberación Palestina (OPL) e Israel.

En medio de esta carnada, gobiernos de izquierda han condenado las acciones sanguinarias de Tel Aviv (capital de Israel). Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua han roto relaciones; mientras que Brasil, Argentina, Ecuador y Rusia han criticado fuertemente. “Alto al fuego sangriento de Netanyahu”, dicen:


Ante el silencio de Organismos Internacionales y en complicidad de defensores de los “Derechos Humanos”, Israel controla la distribución del agua de los territorios ocupados y asigna el 80 % para el uso personal de los ciudadanos judíos, racionando el resto para la población palestina e impidiendo así su desarrollo, este tema nunca fue seriamente discutido durante el proceso de paz de Oslo. Ni bien se instaló el movimiento sionista como una realidad, Israel se convirtió en herramienta del imperialismo occidental. Paz, paz, paz exige el mundo entero.