Por: Segundo Matta Colunche
En el 2011, Gregorio Santos recibió en Cajamarca al entonces candidato presidencial Ollanta Humala |
Fernando
Ampuero: “La política es la única herramienta que tiene las grandes mayorías
del país para defenderse”.
Gregorio Santos mantuvo
un liderazgo político-social desde muy temprana edad. Cuando cursaba estudios
superiores en el Instituto Superior Pedagógico “Víctor Andrés Belaunde” de
Jaén, fue llamado por el maestro Ulises Gamonal Guevara, al círculo cultural
“Jaime Vásquez Díaz” para integrar el trabajo social-cultural que realizaba en
Jaén y en las provincias del norte de Cajamarca.
Cada paso que Santos
daba lo hacía con orientación política e ideológica. En su partido aprendió que
todo proceso en la vida tiene connotaciones políticas. No hay que dudar que la
solución a los problemas pequeños o grandes se deba a decisiones políticas como
decía, el gran escritor alemán Bertolt Brecht.
Santos está
convencido que para cambiar los destinos de la patria solo será posible
cambiando el modelo económico que nos han impuestos los grandes grupos
económicos y que el pueblo debe aspirar a gobernar no sólo gobiernos locales y
regionales sino debe aspirar a construir un movimiento grande que le permita
acceder al gobierno nacional. Goyo nunca se desligó de las organizaciones
sociales (Rondas Campesinas, SUTEP, Trabajadores de Salud, estudiantes,
ecologistas, frentes de defensa, artistas, etc.). “En un gobierno del pueblo las organizaciones sociales serán la mejor
fortaleza que nos permita hacer grandes cambios a favor de las mayorías.
Cambiar la constitución no sería posible sin el apoyo del soberano”, decía.
Fue dirigente rondero y magisterial, y aun cuando asumió la presidencia
regional de Cajamarca algunos dirigentes políticos de oposición criticaban su
apoyo a las organizaciones sociales. “Santos
no es dirigente sindical es presidente regional y debe mantener su status”,
manifestaban. Otros decía que Goyo tenía talla de dirigente social pero no de
Presidente Regional.
Para algunos políticos
tradicionales la autoridad debe ser aquellos que egresen de las aulas universitarias
o de las grandes empresas, deben vestir como ellos y quien sabe alimentarse
como ellos. La etiqueta del protocolo para toda actividad: “saco y corbata”, porque
de lo contrario se rompe toda una solemnidad programada. Gregorio Santos no era
de ese tipo de políticos. Como presidente: en los protocolos institucionales
mostraba su lado de autoridad y por su carisma era fácil de distinguirlo, y en
las acciones sociales y populares era un soldado más que pueblo quería ver.
Hasta los últimos días como presidente regional no permitió insultos a su
pueblo, aquel pueblo que sigue luchando por su dignidad y defensa de su
identidad. “A Cajamarca se respeta”, decía en cuanto acto se realizaba.
No quiero santificar
a un hermano, pero cuántas cualidades positivas de él que es necesario que la
población conozca. Decía un campesino de Sabogal (San Marcos): “Goyo es mi hermano, mi amigo y mi
presidente. Él, llegó a mi casa y compartió nuestras pobrezas”. Un sector
importante de los cajamarquinos consideran a Santos como el líder que los
reivindica.
En junio del 2011,
Gregorio Santos recibió a Ollanta Humala en su despacho presidencial regional.
Allí el entonces candidato presidencial se comprometió a defender las tierras y
el agua de los cajamarquinos. “Renegociaremos
los contratos con las empresas mineras, incluido Yanacocha. Fortaleceremos la
descentralización y regionalización, y haremos que los Gobiernos Regionales
tengan mayor presencia en la vida política del país. Trabajaremos por las
grandes obras para Cajamarca”, dijo. El apoyo de Gregorio Santos y de los
cajamarquinos, permitió a Humala llegar a la presidencia de la República.
Ollanta (el presidente) no cumplió con sus promesas, en cambio Goyo siguió
luchando junto a su pueblo y terminó en la cárcel.
Humala se rindió ante
el poder económico y empresas mineras, desatando toda una persecución a Goyo y
los líderes sociales, en cambio el líder izquierdista (Santos) no vaciló con
las trasnacionales, se enfrentó a ellas desenmascarando los grandes negociados
con los ministerios a través de lobistas. Gregorio Santos cumplió su promesa de
luchar junto a su pueblo. El pueblo sabrá redimirlo.