sábado, 6 de abril de 2019

Después de la crisis, reformas

Por: Segundo Matta C.

Pobladores de Apurímac protestan contra la minera MMG-Las Bambas.

El Perú ha pasado por momentos de crisis que ha terminado sólo “cortando cabezas”. La historia está llena de trances. Las últimas tres décadas nos acercan a la realidad del sistema neoliberal. La crisis política ha repercutido fuertemente en la economía nacional – big bang de la política-.  En países hermanos que presentan realidades similares la crisis política les ha permitido generar consenso para dar paso a reformas profundas del Estado. Chile, Brasil, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Argentina son ejemplos más claros en la región. Los cambios de gobierno con tendencias cercanas al sistema en Chile, Ecuador, Brasil y Argentina han generado un frenazo y retroceso en su implementación. Sin embargo, las ideas están allí. Las reformas planteadas desde el Estado se han empoderado en sectores importantes de la población.

Los teóricos de la Comunicación Política consideran que en todo proceso gubernamental se presentan momentos de crisis que deben ser abordados profesionalmente. El investigador argentino Mario Riorda afirma que para salir de las dificultades se necesita socializar desde el gabinete un “Plan de Comunicación de Crisis”. La salida a la crisis de gobierno no está en el marketing y/o publicidad sino en las decisiones estratégicas que permitan disminuir el impacto negativo. El investigador colombiano en temas de Comunicación Política, Omar Rincón considera que la crisis política no debe pasar “solo por agua caliente y volver a lo mismo, es una oportunidad para que los políticos planteen e implementen reformas profundas”.
 
El Perú no ha sido la excepción en plantear reformas. Los grupos protagonistas son todavía marginales. La división e intereses personales los ha llevado a un callejón sin salida. Hay varias facciones que son incapaces de generar espacios de unidad. Los discursos tradicionales siguen alejados de la realidad. En esas condiciones, cualquier aventurero que plantee reformas, va ganando terreno en la política nacional. 

La inflación del primer gobierno de Alan García, los vladivideos en la década del fujimorismo, el nombramiento de ministros cuestionados en la época de Alejandro Toledo, los narco-indultos y petroaudios en el segundo gobierno de García, el acercamiento de Odebrecht y mineras a la pareja presidencial Ollanta-Nadine, la caída de PPK, los CNN audios, la peor desaprobación del Congreso de la República, la lentitud de la Reconstrucción Con Cambios [RCC], el conflicto social “Las Bambas”, etc. deberían llevarnos a generar mayor consenso en el sector progresista para llevar adelante las auténticas reformas del Estado. Todos hablan de un cambio de Constitución, sin embargo, con facciones infantilmente enfrentadas será muy difícil. 

Consideramos que, tanto el gobierno como las organizaciones civiles deben contar con Plan Estratégico de Comunicación de Crisis [PECC]. La salida a los problemas presentados debe llevarnos hacia concreción de reformas. Reformas que no solo permitan terminar con la crisis coyuntural sino que involucre a la sociedad para fortalecer las instituciones y mejorar las condiciones de vida de la población.