Por: Segundo Matta C.
Pobladores de Apurímac protestan contra la minera MMG-Las Bambas. |
El Perú ha pasado por
momentos de crisis que ha terminado sólo “cortando cabezas”. La historia está
llena de trances. Las últimas tres décadas nos acercan a la realidad del
sistema neoliberal. La crisis política ha repercutido fuertemente en la
economía nacional – big bang de la política-.
En países hermanos que presentan realidades similares la crisis política
les ha permitido generar consenso para dar paso a reformas profundas del
Estado. Chile, Brasil, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Argentina son ejemplos más
claros en la región. Los cambios de gobierno con tendencias cercanas al sistema
en Chile, Ecuador, Brasil y Argentina han generado un frenazo y retroceso en su
implementación. Sin embargo, las ideas están allí. Las reformas planteadas
desde el Estado se han empoderado en sectores importantes de la población.
Los teóricos de la
Comunicación Política consideran que en todo proceso gubernamental se presentan
momentos de crisis que deben ser abordados profesionalmente. El investigador
argentino Mario Riorda afirma que para salir de las dificultades se necesita
socializar desde el gabinete un “Plan de Comunicación de Crisis”. La salida a
la crisis de gobierno no está en el marketing y/o publicidad sino en las
decisiones estratégicas que permitan disminuir el impacto negativo. El
investigador colombiano en temas de Comunicación Política, Omar Rincón considera
que la crisis política no debe pasar “solo
por agua caliente y volver a lo mismo, es una oportunidad para que los
políticos planteen e implementen reformas profundas”.
El Perú no ha sido la
excepción en plantear reformas. Los grupos protagonistas son todavía
marginales. La división e intereses personales los ha llevado a un callejón sin
salida. Hay varias facciones que son incapaces de generar espacios de unidad. Los
discursos tradicionales siguen alejados de la realidad. En esas condiciones,
cualquier aventurero que plantee reformas, va ganando terreno en la política
nacional.
La inflación del primer
gobierno de Alan García, los vladivideos en la década del fujimorismo, el
nombramiento de ministros cuestionados en la época de Alejandro Toledo, los
narco-indultos y petroaudios en el segundo gobierno de García, el acercamiento
de Odebrecht y mineras a la pareja presidencial Ollanta-Nadine, la caída de
PPK, los CNN audios, la peor desaprobación del Congreso de la República, la
lentitud de la Reconstrucción Con Cambios [RCC], el conflicto social “Las
Bambas”, etc. deberían llevarnos a generar mayor consenso en el sector
progresista para llevar adelante las auténticas reformas del Estado. Todos
hablan de un cambio de Constitución, sin embargo, con facciones infantilmente
enfrentadas será muy difícil.
Consideramos que, tanto
el gobierno como las organizaciones civiles deben contar con Plan Estratégico de Comunicación de Crisis
[PECC]. La salida a los problemas presentados debe llevarnos hacia
concreción de reformas. Reformas que no solo permitan terminar con la crisis
coyuntural sino que involucre a la sociedad para fortalecer las instituciones y
mejorar las condiciones de vida de la población.