martes, 4 de marzo de 2014

EL CARNAVAL EN JOSÉ GÁLVEZ



Por: Tito Zegarra Marín

Carnaval José Gálvez (Celendín-Cajamarca)
A quince minutos de la ciudad de Celendín, lado norte de uno de los valles interandinos más pintorescos de la región, se encuentra la pequeña localidad de José Gálvez (antes Huacapampa); casi encerrada entre pampas verdes, sauces y eucaliptos, pero abierta con su bella y atractiva catarata de Langascocha, con su bosque de eucaliptos que hace de hábitat de miles de garzas de la zona, y con sus casas solariegas que aún permiten adentrarnos a los gratos recuerdos del pasado.

Pero José Gálvez tiene algo más que llena de encanto a visitantes y amigos. No solo son: el tierno verdor de su campiña; la limpieza y frescura de su ambiente, la tranquilidad y la paz que se vive, sus calles angostas y casitas aisladas que aún se protegen con techo de tejas; sus cercanos y lozanos caseríos (Cusichán, El Tambo, Chaquil y Huacapampa); o, sus hermosas y simpáticas damas, de ayer y hoy. También se trata, de su fiesta de carnaval.

En efecto, esta pequeña ciudad, desde fines del siglo pasado, viene conservando y mejorando lo más genuino y gustoso de esa festividad hasta legitimarla y convertirla en parte de su tradición y cultura. Desde ese entonces, ya se sentía la participación plena y solidaria de sus pobladores y se daban las primeras señales artísticas en la elaboración de sus estampas alegóricas. Hoy, niños, jóvenes y adultos, de toda condición, sexo, raza y religión coparticipan a plenitud y llenos de entusiasmo. Y la capacidad  para confeccionar sus exquisitos carros alegóricos deja entrever la fibra estética e imaginativa de todos los participantes. 

Aunque su programa principal de fiestas, básicamente se concentra en un solo día, el jueves de carnaval, después del miércoles de ceniza: con eso es suficiente. Pues en ese día explota, se regocija y se agranda este pequeño pueblo. Todo Celendín y sus distritos cercanos se vuelcan a ese lugar y lo abarrotan desde muy temprano para el día del desfile de carros alegóricos. Pero es un desfile diferente al común de los pueblos; puesto que, allí no prima el desorden, ni la ridiculez de los motivos alegóricos, ni menos el espectáculo de ver un desfile caótico en el que más sobresalen grupos masivos de mequetrefes, mozalbetes, borrachos y hasta pericotes. 

En José Gálvez, impera la conciencia y responsabilidad de brindar una fiesta sobria, elegante y ordenada. Así es el jueves de carnaval, y en especial durante el programa del desfile, ya tradicional y reconocido. Los motivos alegóricos son creativos, representativos y llenos de belleza y donaire. Para citar un caso, el amigo y profesor Félix Horna Díaz, que apasionadamente participa año a año, es autor de cuadros alegóricos verdaderamente geniales y significativos como el: El Quijote y los molinos a viento, Atahualpa y sus doncellas, al Señor de los Anillos, al Hombre Caníbal, etc.; donde él, hace de personaje central.   

Al caer la tarde, después del desfile, el carnaval se corona con un baile popular en el parque principal donde participan las encantadoras reinas para luego, en horas de la noche, prosiguir la actividad bailable en el local municipal y en casas familiares. En el transcurso del día, son varias las buenas amistades que nos hacen saborear la chicha típica, fermentada  de jora y chancaca. Asimismo, en todas las mesas hogareñas, es infaltable  la exquisita sopa de pan con quesillo y el reconfortante caldo de gallina de corral con leche fresca.

En José Gálvez, como creo en pocos pueblos del interior de Cajamarca, se vive el carnaval lleno de colorido, alegría, respeto mutuo, participación y creatividad; ajeno a toda clase de  huachaferías, estridencias y vulgaridades. Por ello, para todos los que concurrimos y gozamos de él, es pertinente aunarnos para considerar a José Gálvez, como capital del carnaval shilico. Cuyo credencial o título honorifico está muy bien merecido.

No a la discriminación

Por: Segundo Matta Colunche


Adios Edita Guerrero

La discriminación al pobre, al indio, al serrano se mantiene desde tiempos coloniales. El modelo de colonización implantado hace 500 años, pese a esfuerzos internacionales por contrarrestarlos, aún hace escarnio contra el pueblo y sus líderes.

La muerte de Edita Guerrero (vocalista del popular grupo de cumbia “Corazón Serrano” de  Huancabamba-Piura), consternó a la gran mayoría de peruanos. Su voz y el ritmo de su grupo quedaron grabados en el sentimiento de la juventud y de quienes valoramos el arte y la cultura como expresión viva de los pueblos. Sus éxitos no nos hacían presagiar que una mujer hermosa y joven dejara esta vida tan temprano. 

Pero la atención no sólo se centró en la desaparición física de Edita Guerrero, sino también los comentarios racistas que intentaban desprestigiarla en las redes sociales. Para los alienados que no conocen la realidad de nuestro país (DBA), los peruanos del Perú profundo no existen, y sí existen es solo como: cholos, ignorantes, serranos, chicheros, cobrizos, indios e indígenas. Sin embargo, la discriminación también viene desde las autoridades: García llamó a los peruanos, que luchaban por la defensa de sus bosques, agua y fauna, ciudadanos de segunda categoría (Baguazo 2009). Fujimori mandó asesinar a estudiantes y maestros, y además, desde el Ministerio de Salud puso en práctica un Plan de Esterilizaciones Forzadas para que las madres pobres y humildes de la sierra peruana no tengan hijos. Ollanta no se queda atrás porque utilizó la DINOES para reprimir a los Cajamarquinos que luchan contra el cuestionado proyecto Conga (5 hermanos asesinados, 75 heridos y más de 150 denunciados). Como podemos ver, la discriminación no solo es verbal sino también práctica. El que no haya culpables por tantas muertes es también discriminación. 

Todavía en el Perú tenemos personas que no pisan tierra, que viven en el paraíso colosal y poco o nada les interesa la cruda realidad que viven más de 7 millones de peruanos que están en extrema pobreza. Cuando ven aun campesino, rondero, madre, dirigente o estudiante de escuela pública avanzar espacios políticos en la vida democrática del país. No debemos sorprendernos: A Vallejo lo calificaron como “Ese Cholo que se cree poeta”, a Flor Pucarina nunca la quisieron ni siquiera cuando un mar de gente fue a enterrarla y, tampoco supieron por qué “Cuando Chacalón canta los cerros bajan”. Discriminados por los oligarcas, pero resucitados por el pueblo.

Son repudiables estas actitudes de un pequeño sector que se creen virreyes en nuestro país y extranjeros en su propia patria. Y hasta creen que tienen el derecho de insultar a quien ha luchado para salir adelante y que ha logrado calar en el corazón del pueblo peruano. Por eso, al igual que Corazón Serrano, también los huaynos de Ayacucho, carnavales de Cajamarca, Santiagos de Puno o toadas de la selva peruana, expresan que cada región tiene sus propias particularidades; y por ello, merecen nuestro respeto y reconocimiento. 

Quisiera rendir un homenaje al grupo que dio otro valor a la palabra “Serrano”, muchos de sus temas son parte del recuerdo de niños, jóvenes y adultos. Edita Guerrero, es las lágrimas de una barriada y es el sentimiento hecho canción. Estoy seguro que su recuerdo luchará para que en este país se terminen la segregación, el racismo, la pobreza y todos los males que sufre su pueblo.