martes, 9 de abril de 2019

Burocracia y soberbia del gobierno

Por: Segundo Matta C.

La burocracia y la soberbia no ayuda a solucionar problemas sociales

El último sábado 06 de abril, después de 10 horas de reunión en las oficinas de la PCM-Lima, el premier Salvador del Solar, gerentes de la minera MMG Las Bambas, Dirigentes de Cotabambas, representantes de la Iglesia Católica  y Defensor del Pueblo llegaron a acuerdos iniciales que permita poner fin al conflicto social que se prolonga por más de 2 meses en Apurímac y Cusco. La empresa minera ha paralizado sus operaciones y las pérdidas suman más de 94 millones de dólares. 

La mediación de la Iglesia Católica posibilitó la reunión de las parte en conflicto. Por enésima vez religiosos católicos reemplazan a la Oficina Descentralizada de Prevención de Conflictos Sociales de la PCM. Estrategas y comunicadores no encontraron solución a los problemas presentados – no hay Comunicación de Gobierno-. No es novedad que la realidad del país se mire desde un escritorio o desde la capital.  Hace tanta falta releer obras de Basadre.  

La burocracia y la soberbia se apoderan del gobierno a la hora de abordar la problemática social. Campesinos de Fuerabamba, Yavi Yavi, Cuaruaruacho y otras comunidades que comprenden el distrito de Cotabambas en Apurímac tuvieron que viajar hasta Lima para reunirse con las partes en conflicto. No hubo ningún gesto de autocrítica por parte del Gobierno y de la minera. Tuvo un peso A1 la soberbia y la autosuficiencia. Tenemos un Estado que no mira más allá de su entorno. Por respeto y consideración a los ciudadanos en conflicto la reunión debería realizarse en Apurímac. La actitud vertical ya no es viable en la era de la revolución de las comunicaciones. Aunque el verticalismo nunca debería existir en una sociedad que aspira a cambiar su historia. 

Portadas de los diarios nacionales, titulares de radio, televisión y redes sociales afines al gobierno y a la minera anunciaron el fin del conflicto social. Sin embargo, el asesor Jorge Paredes Terry y dirigentes sociales negaron tal afirmación. “Nuestros dirigentes han sido presionados por el Gobierno y la minera para suscribir un acta que no expresa el sentir de las comunidades”, enfatizaron. “La decisión final lo toma democráticamente la asamblea comunal”. Por lo que, el Estado y sus portavoces están en la obligación de conocer la idiosincrasia de los pueblos del Perú profundo. Hasta el cierre del presente artículo, campesinos de Cotabambas continúan con su medida de fuerza. 

Es cuestionable que sigamos manteniendo oficinas sin resultados. No se ha escuchado ninguna autocrítica sobre deficiente actuación de ministros de Estado y de la Oficina Descentralizada de Prevención de Conflictos Sociales.  El gobierno sigue siendo cómplice de irresponsabilidades de empresas mineras.  Las trasnacionales se sienten legitimadas con tan sólo el respaldo de la burocracia nacional y de los medios de comunicación. No. El tiempo ha cambiado. Los pueblos necesitan ser escuchados. La única vía para conquistar sus reivindicaciones es la lucha directa de masas.  

Los conflictos amenazan con  extenderse a otros distritos y regiones del país. El Gobierno sigue atendiendo por partes la problemática nacional. No hay un Plan Nacional de Prevención de Conflictos Sociales que se haya socializado. Si existe, es de conocimiento de especialistas y de los voceros mediáticos. Los últimos no ayudan.