viernes, 26 de junio de 2020

Controversial sentencia y captura de Gregorio Santos

La persecusión política termina con el encarcelamiento a un dirigente progresista
El pasado miércoles en horas de la tarde el expresidente regional de Cajamarca Gregorio Santos Guerrero fue detenido en Moyobamba-San Martín. El líder cajamarquino fue sentenciado en primera instancia a 19 años 4 meses por presuntos delitos de corrupción. Sin embargo, desde la apertura de la investigación, el proceso, la sentencia y la captura pasaron por caminos controversiales. En plena lucha contra el megaproyecto minero Conga le abrieron 119 procesos de investigación -los llamados “congaprocesos”-, la mayoría fueron archivados y absueltos por falta de pruebas, también tuvo que afrontar un proceso por “tortura y desaparición” cuando fue dirigente rondero, pese a ser mediatizado, finalmente se archivó; fue detenido y llevado al penal de máxima seguridad Pierdas Gordas  por 25 meses, finalmente la Sala del Poder Judicial consideró que hubo excesos en la prisión preventiva por lo que ordenó su excarcelación.

Mientras miles de cajamarquinos se movilizaban en contra de la trasnacional minera Newmont-Yanacocha, los medios de comunicación nacional, voceros mediáticos cercanos del gran capital (Rospigllosi, Valenzuela, Mariátegui y otros) exigían captura inmediata del líder cajamarquino por levantarse en contra del más grande proyecto minero de oro en Latinoamérica. “Goyo” fue el centro del debate. Terrorista, violentista, corrupto, anti inversión, anti minero, rojo, secuestrador fueron adjetivos que giraban constantemente en las principales páginas de la capital. A falta de un periodismo decente y de investigación algunos medios regionales repetían a renglón corrido.

Desde la cárcel participó en dos procesos electorales: en las regionales del 2014 logró un triunfo contundente de 44.5% frente al 17% del fujimorismo, mientras que, en las elecciones generales del 2016 logró salvar la inscripción de Democracia Directa. En la gestión del MAS que lideró Gregorio Santos y Porfirio Medina hubieron aciertos y errores como en toda organización, sin embargo, hay logros históricos que difícilmente podrían ser superados (cierre de brechas sociales históricas en educación, salud, electrificación, infraestructura vial, saneamiento, diversificación productiva, generación de oportunidades laborales, proyectos socioculturales y artísticas, etc.). Algunos proyectos paralizados y otros desaparecidos. La permanencia de 8 años en el gobierno regional generó polarización en sectores políticos. La derrota del 2018 más que un descontento ciudadano fue un problema estratégico que la organización del MAS no supo enfrentar: división interna, débiles candidatos regionales y locales, campañas antiMAS, ineficiencia de algunas empresas que estaban a cargo de la ejecución de obras emblemáticas y una campaña de desprestigio desde la derecha nacional.

En este momento es muy fácil escribir en redes sociales o solicitar una entrevista mediática para condenar a Gregorio Santos. La ineficiencia, corrupción y mediocridad en la administración pública actual buscan desviar la atención para evitar mayores descontentos en la ciudadanía. Funcionarios que afrontan denuncias por delitos de corrupción (alcaldes y funcionarios regionales) sacan el pecho con tonos imbuidos de felicidad. Al mismo ritmo enemigos políticos y oportunistas marcan distancia. En tanto, varios medios de comunicación y periodistas juegan a la supervivencia haciendo coro a las diatribas, insultos, infamias y desprestigio en contra de ex trabajadores honestos de la gestión regional pasada. Pese a que las responsabilidades administrativas son individuales, la mediocridad y el odio pesan más que el conocimiento. El debate de ideas ya no son acciones que enriquezcan a la política sino los golpes bajos. En la política peruana todo se puede esperar.

“Goyo” está detenido. Tendrá que enfrentar valientemente los procesos en su contra. La organización del MAS está obligada a reinventarse (nuevos liderazgos, fortalecer su estructura regional, generar espacios de debates técnicos y políticos, etc.). La vida política no depende de una sola persona sino de colectivos organizados y convencidos en un proyecto a mediano y largo plazo. Para los que festejan, la fiesta no les durará mucho, hay apelaciones que esperamos se aborde con independencia y justicia. Empero, para quienes luchamos por una Región Progresista y un Perú Nuevo esperamos que se haga justicia con un ciudadano que parte de su vida política estuvo marcada por calumnias, infamias, desprecios, discriminaciones y todos los males que afronta un ciudadano que está al otro lado del viento.

La lealtad no tiene precio, es cuestión de principios. Solidaridad fraternal con Gregorio Santos y con toda su familia ¡Algún día sonará nuevamente el clarín!

VÍDEO.