Por: Segundo Matta C.
El 23 de abril se celebró el día del libro |
La pandemia del COVID-19 azota a cerca de 200 países del mundo. En los primeros tres meses deja lamentables consecuencias sociales, económicas y hasta culturales. Las cifras de infectados y muertos son aterradores: 2 millones y medio de infectados y 184 mil personas fallecidas. La economía mundial se ha paralizado y, con ello, todas las actividades que desarrolla el hombre en su trajinar diario.
El libertinaje y la soberbia de los europeos los llevó a mirar a otras latitudes del planeta. La falsa democracia norteamericana y la pedantería de sus gobernantes los clasifica como el “imperio espuma”: crece y luego desaparece. Los gobernantes brasileños, ecuatorianos y mexicanos encuentran en ésta crisis su verdadera careta. Nadie se salva. Los poderosos y vulnerables están al acecho del salvaje virus.
En medio de ésta realidad los gobiernos del mundo han optado por dar algunas salidas a sectores paralizados. La educación como pilar fundamental del desarrollo humano no puede estar detenido. Urge retomar acciones para el reinicio de las labores escolares. Por el momento, las clases virtuales y semipresenciales es la alternativa. Sin embargo, éstas están cargadas de improvisaciones y errores en su aplicación. Es una muestra que en el país la planificación y prevención siempre tuvieron sus lados débiles.
La crisis enseña. Los maestros y estudiantes que pocas veces y/o nunca utilizaron una computadora están obligados hacerlo. Los que ningunearon la tecnología como componente del desarrollo integral de la persona tienen que socializarse rápidamente. Los que hacen oposición a todo tienen que cambiar el chip histórico del obstruccionismo y optar por una algo más propositivo. La lucha de ideas no se ha terminado, se fortalecerá aún más, pero los canales de comunicación y producción tendrán obligatoriamente que cambiar. Allí está el debate.
Algunos preguntan ¿Los libros ya fueron? Mi respuesta es: ¡no! Estarán allí, serán guía maestra de todo proceso, seguirá siendo el instrumento más valioso de la creación intelectual del homo sapiens. La crisis pasará y con ello las formas de producción intelectual también cambiarán.
Mientras analistas y medios de comunicación analizan la situación económica y social que deja la pandemia del COVID-19, olvidan uno de los sectores importantes que garantizan la sostenibilidad de la educación peruana: el sector editorial. Hemos revisado fuentes oficiales del MINEDU y la realidad también es caótica: 40 mil personas han dejado de trabajar en las últimas semanas. Se ha paralizado la exportación de libros que proyectaba ingresos por más de 20 millones de dólares.
Existen 120 librerías en el Perú que por ahora han cerrado sus puertas. La venta online todavía no es rentable. Se han postergado ferias de libros en diferentes regiones del país que representan entre el 20 y 30% de las ventas. Las ciudades con más títulos registrados en el 2019: Lima (5 800), Trujillo (116), Huancayo (101), Arequipa (92) y Cusco (77) están siendo golpeados por la paralización de actividades económicas. La aspiración de alcanzar a los mejores años de exportación intelectual (2007, 2011 y 2012) que sobrepasaron los $37, $28 y 32$ millones, respectivamente, parece que se va esfumando. La pandemia también deja huérfano al sector editorial.
Esperamos que una vez que pase la pandemia se retome y se promueva desde el Estado un proyecto integral que permita darle mayor presencia al sector intelectual. Si bien, en exportación de libros hemos estado por encima de Bolivia (0%), Chile (1%) y Ecuador (2%); sin embargo, Perú con el 6% está muy por debajo de Brasil (8%), Argentina (9%), Colombia (11%) y México (63%). Si se puede, ¡unidos, venceremos!
Escuchamos. Luego de la publicación del artículo ¿Quién debe ejercer el periodismo y quién no? Llegaron varias opiniones. Éstas afirmaban lo siguiente: “si bien el actual gobernador Mesías Guevara como funcionario público no debería confrontar con periodistas, sin embargo, el señor Luis Mego también es funcionario público (Gerente de TV Norte, televisora que administra la Municipalidad Provincial de Cajamarca). En nuestra modesta opinión la actitud del señor Luis Mego es pésima, lo peor, siendo periodista y funcionario público. Ambas responsabilidades deben ser conducidas con prudencia y respeto a la opinión pública. Además, no se puede hacer periodismo de investigación y ser funcionario a la vez. Es decir ¿quién fiscaliza al fiscalizador?