Por: Segundo Matta Colunche
El presidente
Ollanta Humala Tasso se ubica en el último lugar del ranking latinoamericano,
según estudios de investigación del
diario mexicano “El Economista”.
Varios
presidentes latinoamericanos pasan por momentos difíciles. Quienes implementan
modelos neoliberales sienten el rechazo de amplios sectores sociales, y quienes
asumen posturas progresistas y de izquierda tienen que soportar una arremetida
de desprestigio de poderes fácticos, capitalistas y mediáticos globales. Los
primeros envueltos en grandes escándalos de corrupción y lobismo trasnacional y
los otros fracturados por débil nivel de organización e ideológico.
En
Latinoamérica se expande aires nuevos, de cambio, de justicia social y de
libertad. La construcción de un Nuevo Gobierno, dependen de que compromiso asumido
con los intereses del pueblo sea real y consecuente por parte de quienes asumen
responsabilidades administrativas y políticas. Responder con firmeza las
expectativas de la mayoría pasa, no solo por legalizar las instancias de
gobierno, sino legitimarlas. Evidentes ejemplos son los presidentes más populares
de Latinoamérica: 76% de aprobación a Evo Morales (Bolivia); 62%, José Mujica (Uruguay);
y, 60%, Rafael Correa (Ecuador). Todos ellos de marcada tendencia izquierdista
y con claras posiciones ante el imperio norteamericano y la alicaída Unión
Europea.
Luego
de la muerte del líder bolivariano Hugo Chávez Frías (ex presidente de Venezuela),
quedó en manos de los tres mandatarios y el pueblo la construcción de la Unidad
Sudamericana (fortalecer la UNASUR y el ALBA), propuesta que arranca aplausos
en las grandes mayorías, pero resistencia en los poderosos que son digitados
desde la Casa Blanca.
En
Bolivia, Morales va por su tercer periodo al frente del gobierno de su país,
con legítimo respaldo popular (76%), Correa concretiza su segundo periodo (60%)
y Mujica culmina su mandato con un amplio respaldo de su pueblo (62%). La
despedida de “Pepe” generó tristezas y lágrimas: “Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren
mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso
poco para vivir”. Pepe, llegó pobre y pobre se
fue.
No
son los únicos con respaldo importante, sigue Michelle Bachelet (44%), Cristina
Fernández (35%), también con tendencia progresista. Los menos populares son:
Nicolás Maduro (Venezuela, 23%); y Ollanta Humala (Perú, 22%). El sucesor de
Chávez enfrenta una conspiración internacional manejado directamente desde la
CIA, siniestra institución del gobierno norteamericano y sus aliados. En cambio
Ollanta Humala, sufre el revés popular por abandonar sus propuestas y aliarse
con el capital. En los amplios sectores sociales consideran que los ha
traicionado, mientras que en la derecha reaccionaria no le es confiable, por lo
tanto ya no lo necesitan.
Los
momentos de crisis que pasa el neoliberalismo pueden ser favorables para
consolidar las fuerzas progresistas y de izquierda en la región, incluido Perú.
La derecha peruana no sólo se ha deslegitimado sino que en muchos casos su
actuar es ilegal.
Por
otro lado, tenemos un Frente Amplio con organizaciones democráticas,
patrióticas, nacionalistas, izquierdistas e independientes, que debería ser el
punto de encuentro de: El Movimiento de Afirmación Social – MAS (organización
que ha lanzado como candidato a la Presidencia de la República, a Gregorio Santos Guerrero),
Tierra y Libertad de Marco Arana Zegarra, Fuerza Social de la ex alcaldesa de
Lima, Susana Villarán, Ciudadanos por el Cambio, y otros líderes que buscan la
unidad para competir en abril del 2016.
Más
allá de nombres, consideramos que el fraccionamiento llevaría a su enésima
derrota de la izquierda peruana. Los acuerdos de cúpulas tampoco sería la
alternativa. La Gran Unidad pasa por llevar a cabo unas elecciones internas y
democráticas que nos lleven a consolidar una propuesta de cambio para el país.
Esperamos que el Perú también se sume a la auténtica integración
Latinoamericana.