miércoles, 3 de septiembre de 2014

Blindaje e impunidad

Por: Segundo Matta Colunche

CPI (Correo, 26 de agosto): Partido Aprista Peruano, Perú Posible y Fuerza Popular (fujimorismo) son considerados los partidos políticos más corruptos del Perú, con 41.4%, 15.4% y 11.9% respectivamente.

El Quinto Juzgado Constitucional de Lima se pronunció a favor de la Acción de Amparo presentado por el expresidente Alan García Pérez contra la Comisión del Congreso de la República que investiga presuntas irregularidades en la segunda gestión (2006-2010) del APRA. La última decisión judicial se suma al fallo del 04 de octubre del 2013 en donde también se declaró nula la citación al expresidente aprista a la Comisión Investigadora.

Pero eso no es todo. El Juzgado Constitucional de Lima anuló la sesión y el acta de la Mega comisión del 30 de octubre del 2013, así como también los informes finales que responsabilizan al exmandatario de ser coautor de los narcoindultos, emisión de Decretos Supremos de Urgencia para la construcción de Colegios Emblemáticos,  entre otros. Vergonzosamente para la justicia del país, el juez Hugo Velásquez Zavaleta ordena que se archive definitivamente el proceso.

En un país donde la corrupción impera, es lógico que entre instituciones y organizaciones deslegitimadas se den la mano. Sino veamos las cifras, según encuesta de GFK (La República 29/04/14), solo el 12% del pueblo peruano aprueba la gestión del Poder Judicial y el 84% la desaprueba y la desaprobación del legislativo va en esa misma dirección (83%).

Sin embargo, parece coincidir que quienes han perdido el respaldo de la población se van dando la mano. El Partido Aprista Peruano que lidera Alan García es considerado el partido más corrupto del Perú con 41.4% y es apoyado por ciertos magistrados del Poder Judicial, institución más desprestigiada del país (12% de aprobación). Para quienes ven a la justicia como un embudo (ancho para los poderosos y angosto para el pueblo) las decisiones no se toman en función al delito grave o leve de las personas, sino en función al amiguismo, compañerismo, y al sonado soborno.

Pero hay algo más: el que tiene padrino se bautiza. En el Congreso de la República, quienes tienen representación parlamentaria (no importa el número de congresistas) tienen la capacidad para blindar a sus correligionarios, con evidentes negociados bajos ciertos beneficios particulares. Al expresidente Alejandro Toledo (caso Ecoteva y otros) se liberó de serias acusaciones constitucionales, se nota que la alianza Gana-Peruposibilista trabajó un descarado blindaje. Alberto Fujimori y sus más cercanos colaboradores, sentenciados a cárcel por ser responsables de asesinatos, torturas, actos de corrupción, etc., también han sido blindados permanentemente por el grupo parlamentario fujimorista. Y eso sin mencionar las chillas y gritos en el Congreso cuando algún parlamentario denuncia y encara con valentía las acciones negras de la dictadura.
Alberto Fujimori, Alan García y Alejandro Toledo son los casos más emblemáticos de blindaje e impunidad. Pero ahí no queda todo, el poder del dinero traspasó Lima y llega a capitales de regiones y provincias del país. En Ancash, el expresidente César Álvarez fue absuelto por un grupo parlamentario minúsculo pero con mucha capacidad para actuar como lobistas (se archivó todos los procesos de investigación que llevaba a cabo en una Comisión Investigadora). Allí hay pruebas de que se compraron fiscales, jueces, periodistas y empresarios. Álvarez está preso no por supuestos actos de corrupción, sino por asesinato. Similar sucede en Loreto y Ayacucho, pero caso curioso de estos dos últimos que ahora gozan de libertad absoluta.

Todo lo contrario sucede con el líder del Movimiento de Afirmación Social (MAS), Gregorio Santos Guerrero. Desde que estalló el conflicto Conga (octubre del 2011) vinieron una seria de procesos de investigación fiscal y judicial (40), sumado los dos últimos. No existió pruebas que lo involucrarán a Santos para privarle de su libertad (presupuestos materiales), pero igual está tras las rejas.


Aquí en Perú los poderosos están libres gozando de la histórica impunidad burguesa, pero los líderes del pueblo sufriendo las consecuencias de este sistema corrupto.