jueves, 27 de marzo de 2014

Congresistas: más que cólera, dan risa

Por: Segundo Matta Colunche


Yehude Simón renunció a sus principios y asumió responsabilidades políticas apristas

Transfuguismo, faenones, lobbies, testaferros y payasadas decoran el circo del parlamento nacional. Con raras excepciones, el actual Congreso de la República recibe justificadamente 7% de aprobación.

Mientras la ciudadanía exige: que se ponga en debate: el salario mínimo vital (88%), la prioridad del trabajo en educación (71%), la inseguridad ciudadana (62%) y en Salud (55%), según encuesta de GFK-La República; el congresista por Lambayeque, Yehude Simon (Partido Humanista Peruano), intenta entretener a la población con sus llamadas “bombas políticas”. A las que incluso, la prensa nacional ya mediatizó con una cobertura impresionante.

¿Cuál era la “bomba política” que, según Yehude Simón, removería las entrañas del gobierno? La respuesta da risa: “El presidente Ollanta Humala tendría un hijo extramatrimonial que terminaría con una separación con Nadine Heredia”. Esta será la noticia de la semana y se debatirá en todos programas políticos dominicales. Pero, cabe preguntarnos: ¿Y los narco indultos? ¿Los Petroaudios? ¿La muerte del ex consejero Nolasco? ¿Los Decretos de Urgencia de los colegios emblemáticos? ¿El gabinete Cornejo-Confiep-Castilla? ¿Las manifestaciones de los mineros informales? De esos temas: nada. Las declaraciones de Yehude son solo una cortina de humo que busca tapar escándalos que podrían terminar en inhabilitaciones y sanciones drásticas a los representantes de la derecha.

Mientras por un lado, Cecilia Chacón (Fuerza Popular), Luis Galarreta (PPC) y Martín Belaunde (Solidaridad Nacional) acompañaron a la parlamentaria derechista María Corina Machado hasta Caracas –dizque para expresar su “solidaridad” por su lucha por la “democracia” –; por el otro, sus colegas en Lima hacían cargamontón a Ollanta Humala por no recibir a la parlamentaria golpista que quiere deslegitimar y aislar al gobierno de Nicolás Maduro. Es increíble ver a la derecha reaccionaria hablando de democracia cuando nosotros aún recordarnos: los 10 años de la dictadura de Alberto Fujimori (corrupción, violación a los derechos humanos-asesinatos, esterilizaciones forzadas-, privatizaciones, etc.) y también el amarre del PPC con el APRA para limpiar de polvo y paja a Yehude Simon y Mercedes Cabanillas, por la muerte de 33 hermanos en Bagua. Pero lamentablemente ésa es la clase política que representa el poder legislativo y que hoy realiza shows mediáticos para desvirtuar los temas de fondo.

Humala debe asumir su responsabilidad, si es que se comprueba una posible relación extramatrimonial, es lo mínimo que le corresponde como hombre y como jefe de estado. Empero, no se debe hacer de este caso un escándalo mediático que puede mellar la inocencia de un menor de edad, como hizo Alan García cuando humilló a su ex esposa Pilar Nores, y ni qué decir de Toledo. Tampoco, debe ser materia de debate de los representantes políticos en el Congreso y, peor aún, trasladarlo a espacios públicos donde muchas veces se destruye la dignidad de las personas involucradas.

A partir de la década del 90, con el golpe de Estado del 5 de abril, se desfiguró el Poder Legislativo y se hizo escarnio de la política para avalar una Constitución neoliberal, que sólo representa los intereses de los grupos de poder económico. Desde esta fecha hasta aquí, el Congreso, los Ministerios, el Poder Judicial, el Ministerio Público y hasta los medios de comunicación son los más impopulares de las instituciones peruanas. Por ello, están deslegitimados ante el pueblo, tanto por su abierta relación con el capital, como por su actuar, que en la mayoría de casos, da la espalda a los problemas fundamentales de la nación.

Hasta ayer, Yehude Simon parecía que se había arrepentido de su comportamiento oportunista durante el segundo gobierno del APRA; hoy comprobamos que todavía tiene deudas políticas que pagar.  Por ello, sus últimos anuncios le quitan toda seriedad de un parlamentario que en otrora expresaba el nivel deseado al momento de abordar temas fundamentales para desarrollo del país. En verdad, Simon y otros congresistas, más que cólera, dan risa.