miércoles, 8 de enero de 2014

Intentos de destruir las organizaciones

Por: Segundo Matta Colunche


El 29 de diciembre de 1976 se crean las Rondas Campesinas en Cuyumalca, provincia de Chota, región Cajamarca. Desde esa fecha no cesaron ataques para desaparecerlas. Hoy son referentes de justicia en el Perú.

Por iniciativa de los campesinos, el 29 de diciembre de 1976 se crea una de las organizaciones sociales más importantes del país: Las Rondas Campesinas. Contribuyeron a la gesta heroica de esta iniciativa los campesinos, maestros, algunas autoridades identificadas con el pueblo e intelectuales. 

De estas acciones sociales surgieron varios líderes asumiendo protagonismos singulares en la lucha por la justicia social. A las figuras indiscutibles como Agustín Sánchez  Cieza (Chota) y Agustín Montenegro (Cutervo), se suman a esta lista indiscutibles dirigentes ronderos y la gran masa campesina que enaltece el nombre de nuestra región.

Quienes somos ronderos, hijos de ronderos o quienes dedicaron su tiempo a conocerlos, tienen la autoridad moral para hablar de la organización, ellos saben en carne propia lo que significa ser soldados de la justicia campesina. Hombre rural que junto con sus labores diarias contribuyen a la justicia como fundamento de la paz y al desarrollo integral de los pueblos. ¡Cuán importante es conocer su cosmovisión del hombre del campo! 

Las Rondas, creación genuina de los campesinos tienen un espacio trascendental en la historia de la humanidad de esta parte del país y del mundo. Ellas solucionan problemas en sus jurisdicciones en poco tiempo y sin costo, lo que en el poder judicial está por décadas. Casos que en la mayoría tienen la satisfacción de los litigantes.

Los integrantes de la organización campesina, no sólo luchan contra el abigeato y la corrupción, sino que son actores directos del desarrollo integral de sus comunidades. Han construido carreteras, caminos, escuelas, postas médicas, etc.; verdadero ejemplo de justicia y desarrollo comunal.

Se estima que en la región Cajamarca existen más 500 mil ronderos organizados mediante bases, zonas, comités centrales, distritales, provinciales y regional. Sus integrantes respetan el organigrama organizativo y su reglamento interno. 

Varios escritos publicados afirman que después de su creación como organización, ésta también se extendió a las zonas urbanas, lugar a donde se trasladó la delincuencia. Aquí tomaron el nombre de Rondas Urbanas, pero con el único fin: hacer justicia y luchar contra la corrupción. 

No hay razón para que los enemigos salgan a atacar a tal noble fuerza, sin embargo desde su aparición los poderes económicos, políticos y fácticos intentaron desaparecerla encontrando para ello, tontos útiles similares a los que hoy aparecen. En su fracaso crearon organizaciones paralelas. Nada de ello melló el avance de los cajamarquinos organizados.

Nos parece mezquino, y hasta ingrato, que cada vez que haya errores en algunos de sus integrantes, que son humanos, los enemigos salgan a atacar para desaparecerlas. Los voceros mediáticos y hasta las instancias que administran justicia lanzan sus voces amenazantes. 

El caso de la intervención a un night club en Cajamarca por parte de las Rondas Urbanas ha generado una serie de dardos a la organización, y hasta sin conocer la realidad voceros de la derecha y las mineras  como Juan Carlos Euguren y Marisol Pérez Tello (PPC) se han atrevido a criticar. Tampoco faltó a este propósito la presidente de la Junta de Fiscales de Cajamarca y los cibernautas troll’s. 

 

Los que ahora critican ¿Qué han hecho para construir la seguridad ciudadana? ¿Alguien ha exigido al Poder Judicial y Ministerio Público para que los policías estén al servicio de la seguridad del pueblo y no resguardando propiedades de empresas privadas? ¿Los periodistas campeones en poner adjetivos conocen de cerca lo que pasan los ronderos para frenar la delincuencia? No avalamos la violencia, pero tampoco se debe acribillar a la organización que ha contribuido a la paz y seguridad social.

 

Fortalezcamos las organizaciones sociales antes de pretender destruirlas.