Por Segundo Matta Colunche
“El frente único
proletario, por fortuna, es entre nosotros una decisión y anhelo evidente del
proletariado. Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso,
su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de
los que dudan, y buscan la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que
afirman y de los que creen”. José Carlos Mariátegui.
Cuando hablamos de
unidad, uno de los personajes claros en teorizar el tema, es el Amauta José
Carlos Mariátegui, quizá no se al único, por la diversidad de opiniones que
existe en el país, pero de clase, creo que podría ser uno de los principales. Conciencia de clase y
sentimiento de clase. Volver a revisar la teoría del amauta es necesario y
urgente.
Las masas quieren unidad, exigen unidad, reclaman unidad ¿Qué
clase de unidad? La unidad del pueblo, de las grandes mayorías, de los
desencantados, de los que los llaman rebeldes, de los indignados, del pueblo.
Basta ya de regímenes autoritarios, dictatoriales y populistas. El pueblo ya se
cansó de mentiras, de falsas promesas, de aquellos que vía decreto legalizan
acciones para traicionar y robar. Fujimori, García, Toledo y Ollanta son
ejemplos de los últimos tiempos.
En el marco de la contradicción entre cambio democrático y
patriótico o continuismo neoliberal, que ha caracterizado a gobiernos
anteriores y gobierno nacional actual, la derecha está empeñada no sólo en
continuar el modelo, sino en fortalecerlo y profundizarlo; intenta bloquear cualquier
expresión del movimiento de masas, surgimiento y desarrollo de una alternativa
de izquierda y progresista que avance hacia la construcción de una alternativa
diferente.
No es raro que exista voces extrañas que en un momento estuvieron
juntos con el movimiento popular, por principios, por voluntad o por
oportunismo, intereses subalternos o por no sé qué; estos ahuyentan, dividen,
fraccionan al movimiento social y por ende las alternativas de cambio. El anarquismo no es de ahora, la historia es
clara, la huelga magisterial del 78-la mejor de todos los tiempos-, la marcha
de los 4 suyos- contra la dictadura; mirando la región el caso Quilish, Conga y
luchas locales para frenar irregularidades en la administración pública o
intentos de mineras por invadir tierras de los campesinos. En todas ellas aparecieron
y desaparecieron oportunistas.
Las luchas triunfan cuando se expresa en su real dimensión la
unidad del pueblo, cuando se apartan intereses personales o de grupo. El
anarquismo favorece a la derecha, a los grupos de poder económico, a la mafia y
la corrupción, al saqueo de nuestros recursos.
Las masas reclaman la
unidad. Las masas quieren fe. En todo espacio social el pueblo exige que no se rompa la unidad. “Por favor no dividan a mi pueblo, unámonos”, exigía
el profesor Elio Morán en una radio local”, la señora Olga también con enérgica
voz expresaba su indignación, “basta ya los que quieren dividirnos, necesitamos
unidad”, decía; “los que ahora critican a nuestros líderes buscan que Yanacocha
siga burlándose de los cajamarquinos” afirmaba la señorita Cecilia”; en
realidad como decía Mariátegui, “su alma rechaza la voz
corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y
buscan la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los
que creen”. La unidad, necesidad de siempre.