miércoles, 22 de mayo de 2013

Unidad del pueblo, necesidad de siempre


Por Segundo Matta Colunche
“El frente único proletario, por fortuna, es entre nosotros una decisión y anhelo evidente del proletariado. Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y buscan la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen”. José Carlos Mariátegui.

Cuando hablamos de unidad, uno de los personajes claros en teorizar el tema, es el Amauta José Carlos Mariátegui, quizá no se al único, por la diversidad de opiniones que existe en el país, pero de clase, creo que podría ser uno de los principales. Conciencia de clase y sentimiento de clase. Volver a revisar la teoría del amauta es necesario y urgente.

Las masas quieren unidad, exigen unidad, reclaman unidad ¿Qué clase de unidad? La unidad del pueblo, de las grandes mayorías, de los desencantados, de los que los llaman rebeldes, de los indignados, del pueblo. Basta ya de regímenes autoritarios, dictatoriales y populistas. El pueblo ya se cansó de mentiras, de falsas promesas, de aquellos que vía decreto legalizan acciones para traicionar y robar. Fujimori, García, Toledo y Ollanta son ejemplos de los últimos tiempos.

En el marco de la contradicción entre cambio democrático y patriótico o continuismo neoliberal, que ha caracterizado a gobiernos anteriores y gobierno nacional actual, la derecha está empeñada no sólo en continuar el modelo, sino en fortalecerlo y profundizarlo; intenta bloquear cualquier expresión del movimiento de masas, surgimiento y desarrollo de una alternativa de izquierda y progresista que avance hacia la construcción de una alternativa diferente.

No es raro que exista voces extrañas que en un momento estuvieron juntos con el movimiento popular, por principios, por voluntad o por oportunismo, intereses subalternos o por no sé qué; estos ahuyentan, dividen, fraccionan al movimiento social y por ende las alternativas de cambio.  El anarquismo no es de ahora, la historia es clara, la huelga magisterial del 78-la mejor de todos los tiempos-, la marcha de los 4 suyos- contra la dictadura; mirando la región el caso Quilish, Conga y luchas locales para frenar irregularidades en la administración pública o intentos de mineras por invadir tierras de los campesinos. En todas ellas aparecieron y desaparecieron oportunistas.

Las luchas triunfan cuando se expresa en su real dimensión la unidad del pueblo, cuando se apartan intereses personales o de grupo. El anarquismo favorece a la derecha, a los grupos de poder económico, a la mafia y la corrupción, al saqueo de nuestros recursos.

Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. En todo espacio social el pueblo exige que no se rompa la unidad.  “Por favor no dividan a mi pueblo, unámonos”, exigía el profesor Elio Morán en una radio local”, la señora Olga también con enérgica voz expresaba su indignación, “basta ya los que quieren dividirnos, necesitamos unidad”, decía; “los que ahora critican a nuestros líderes buscan que Yanacocha siga burlándose de los cajamarquinos” afirmaba la señorita Cecilia”; en realidad como decía Mariátegui, “su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y buscan la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen”. La unidad, necesidad de siempre.