lunes, 2 de junio de 2014

Choropampa, 14 años después

Por: Segundo Matta Colunche

Nunca más un caso como Choropampa
Un día como hoy, (02 de junio del 2000) un camión de minera Yanacocha, cargado de balones de mercurio, se dirigía a Lima; por las alturas de Choropampa, estos cayeron y provocaron una de las contaminaciones más crueles de la historia regional.

La historia es tan cruel, que incluso los compromisos entre el Estado y minera Yanacocha (Newmont) nunca se cumplieron. 151 kilos de mercurio fueron regados a lo largo de 27 kilómetros de la vía. Según investigaciones, personal de Yanacocha ofreció pagar 100 soles a cada ciudadano por kilo recuperado. La necesidad y el desconocimiento empujaron a los choropampinos a exponer su vida: 100 soles por la vida.

Yanacocha actuó como es su costumbre: ignoró tal brutalidad y buscó a dirigentes y autoridades para chantajearlos y sobornarlos. A pesar de ello, varios no permitieron que la empresa melle su dignidad y demandaron ante estamentos nacionales e internacionales a la empresa minera. Empero, han pasado 14 años y más de 200 personas tiene demandas pendientes en el Perú contra Yanacocha. La empresa minera y el Gobierno Central los ningunea como siempre, mientras la fiscalía y poder judicial demoran el proceso; es decir, la justicia los ha abandonado por completo.

Los pobladores recuerdan cómo brillaba el mercurio, cual sol radiante, que atraía a propios y extraños que ignoraban que tan tóxico era para la vida. Las cifras de personas intoxicadas hasta el momento son inciertas. Yanacocha dice que son 750, el Estado informa que son mil ciudadanos y autoridades de Choropampa afirman que son más de 2 mil pobladores, de los cuáles 40%  de ellas fueron menores de edad. Incluso las quejas de una serie de malestares físicos persisten hasta el día de hoy.

Como se recordará, Yanacocha evitó que varios de los afectados por el derrame de mercurio, sigan haciendo sus denuncias ante instituciones judiciales y organismos internacionales. Por ello, tranzó acuerdos extrajudiciales con cerca de mil pobladores afectados y sólo les entregó entre mil y 2 mil soles de indemnización. Dicho dinero no les alcanzó ni para un mes de medicina. La entonces ministra de la mujer Luisa María Cuculiza (que pasó de Somos Perú al fujimorismo), llegó hasta el caserío y ofreció apoyo con víveres, medicinas, viviendas y apoyarles para que el Estado y la empresa asuman una indemnización justa; ofrecimientos que nunca llegaron a concretarse.

Asimismo, los gobiernos de Fujimori, Toledo, Alan García y Ollanta, tejieron alianzas con Yanacocha y, antes de ponerse al lado del pueblo, tendieron alfombra roja para que Newmont opere en Cajamarca con total impunidad. He allí la razón por la cual se entercan en el tema Conga; puesto que, a este tipo de políticos, no les importa si destruye y termina con las cabeceras de cuenca, fuentes hídricas importantes de Cajamarca, Celendín y Bambamarca.

Pese a todas las estrategias de Yanacocha, se impuso 2 denuncias a la minera en Denver (Colorado). Y después de 08 años recibieron la noticia de parte de la firma estadounidense Engstrom, Lipscomb & Lack, de California, que habían ganado el proceso; las cifras que les entregaron fueron diferenciadas y en estricto secreto. Se conoció que Yanacocha había tranzado con la firma norteamericana para que cerraran el proceso a cambio de entregarles algunos soles a los afectados. Nuevamente las mañas de la minera intentando comprar conciencias.


Por último, vale recordar que, en el 2008, la Dirección Regional de Salud, obtuvo datos escalofriantes. 78% de los pobladores declaró presentar dolores de cabeza, 45% visión borrosa, 42% fatiga, 33% parestesia en miembros superiores, 27% mareos. 935 personas resultaron con niveles de mercurio por encima del máximo recomendado. A ello debemos sumar que, el fallecimiento de un alcalde del Centro Poblado y de otros moradores, son atribuidos al derrame de mercurio; las investigaciones sobre estos casos están pendientes. Una vez más queda claro cómo opera la “gran Minera Yanacocha” y, por ello, debemos aunarnos para decir: Casos como Choropampa, nunca más.