Por Segundo Matta Colunche
El lunes 26 de agosto inició en Lima una ronda de conversaciones
entre el gobierno central (representado por el premier Juan Jiménez Mayor) y
líderes de agrupaciones políticas que tienen representatividad en el Congreso.
Este cafecito ha sido denominado “Diálogo
por la gobernabilidad democrática y crecimiento económico del país”.
Dirigentes de agrupaciones políticas centralizadas en Lima,
mostraron sus deseos de asistir a esta convocatoria del gobierno. Imbuidos de
gran entusiasmo desfilaron por palacio los limetizados políticos del Partido
Popular Cristiano PPC, Perú Posible, Restauración Nacional y Acción Popular. A
excepción del PPC cuya cota orgánica se centra en Lima, las otras agrupaciones
sólo mantienen a un grupo de amigos.
Paralelamente al sí de algunos, otros como Fuerza Popular que
representa al fujimorismo, y el APRA, pusieron inicialmente condiciones para
asistir a este sueño de mantenerse siempre en el escenario nacional. El
fujimorismo planteaba diálogo directo con el presidente Ollanta Humala,
mientras que el APRA pedía la cabeza del premier. Ambos con alto nivel de
soberbia. Al final las 2 agrupaciones confirmaron su participación en esta
ronda. Tanto escándalo para nada, siameses por donde se los mire.
Ha iniciado una ronda de conversaciones entre la burocracia
limeña, reforzando así el centralismo histórico peruano ¿Qué resultados se
tendrán a favor del pueblo luego de culminar estos coloquios? ¿Por qué no se
convoca a líderes regionales y locales que ejercen autoridad democrática en su
jurisdicción? ¿Por qué se ignora la presencia del movimiento social en la vida
política del país? Aquí manda el capital.
Humala quiere congraciarse con la derecha mediática para evitar
entretelones. En la práctica nos muestra que la alianza entre poderes del
Estado es evidente y, defender el modelo económico neoliberal, su principal
objetivo.
Los tratos de cuartel no tocan temas de fondo. Su preocupación
constante es evitar seguir sacándose los ojos entre ellos, defender el crecimiento
económico injusto, quieren plata para sus agrupaciones políticas so pretexto de
luchar contra la inseguridad ciudadana. No les interesa profundizar los temas de
la descentralización, burocracia en el MEF para la aprobación de estudios
técnicos, revisión de contratos con empresas trasnacionales (mineras), lucha
frontal contra la corrupción, reformas consensuadas en las sectores trabajo,
educación, salud, agricultura y seguridad. No, porque chocan con sus intereses.
Terminada esta ronda, probablemente solo veamos fotografías
de saludo, sonrisas, abrazos aunque sean de mal gusto, elocuencias populistas,
y gestos “inocuos” de candidatos que preparan terreno para las elecciones del
2014 y 2016. Van separados pero unidos en el programa.
Grandes titulares a toda página resaltan estas conversaciones
o en algunos casos se lo llaman “pacto por la democracia”. De qué democracia se
puede hablar si está ausente el pueblo y líderes democráticos de las 25 regiones.
En todo caso será un “diálogo por Lima” y no por el Perú.
A este gobierno le será imposible reunirse con los sectores sociales.
Le impedirán a toda costa un acercamiento con ellos, La Gran Transformación sólo
fue un caballito de batalla electoral, su alianza con el poder económico ha
dejado 5 muertos en Cajamarca y más de 100 ciudadanos heridos, denunciados y
perseguidos por defender el agua y otros recursos. El entreguismo a la
trasnacional Newmont-Yanacocha es evidente, no sólo en versiones del presidente
y sus allegados sino en la práctica misma. Sin ser pesimistas un diálogo al
margen de las mayorías no tiene razón de ser.