Por
Segundo Matta Colunche
A la muerte de Hugo Chávez (presidente de Venezuela),
siguió la de Armando Villanueva (Apra), y ahora la de Javier Diez Canseco
(Partido Socialista), con la cual se completa la tercera desaparición -en sólo
dos meses- de grandes líderes políticos de la historia sudamericana.
Para quienes hemos conocido la intachable trayectoria
política, honestidad y justicia de Javier Diez Canseco, su pronta partida nos
deja profunda consternación y honda tristeza.
Su historia pasada
y presente nos cuenta que fue uno de los pocos congresistas -junto a otras raras
excepciones- que ha demostrado inteligencia, conocimiento y decencia en uno de
los poderes del Estado más desprestigiados de los últimos tiempos.
Al margen de los
errores -como cualquier ser humano-, fue un hombre de principios, valores y
ética profesional, además de gran voluntad y mística para defender las propuestas
del pueblo. Su muerte deja un gran vació en el debate nacional sobre los
grandes problemas de desigualdad social, corrupción, indecencia política
peruana y pocos esfuerzos de los sectores de izquierda por consolidar la gran
unidad nacional.
El gobierno
regional Cajamarca que preside Gregorio Santos, dispone mediante resolución
“Duelo Regional” del 05 al 09 de mayo del presente, como expresión de
solidaridad y respeto al gran camarada y amigo. Además del izamiento a media
asta del bicolor nacional en Cajamarca y todas las dependencias del gobierno
regional en las 13 provincias.
Los cajamarquinos
estamos agradecidos de él porque puso el pecho desde el Congreso para pedirle a
Ollanta Humala, cumpla su promesa de respetar la decisión de los pueblos de
Celendín Y Bambamarca con relación a la minería.
Cabe recordar que
en junio del 2012, cuando se produjeron las muertes en ambos pueblos (caso CONGA),
Javier Diez Canseco, junto con Verónika Mendoza y Rosa Mavila, tomó la justa
decisión de zanjar con el gobierno del presidente Ollanta Humala, que
fácilmente se había acoplado al continuismo neoliberal.
Su trabajo entre la
clase política y en general entre todos aquellos que admiran su labor, trae a
la memoria su obra a través de las diferentes iniciativas que ha presentado
desde su escaño en el Parlamento a favor de la población.
EL GRAN JAVIER
Víctor Torres Lozada, integrante de Fuerza Popular
Mariateguista (Fuerza Ciudadana), en una crónica publicada el 1de mayo,
reproduce algunas frases de los campesinos y obreros del sur, encabezados
políticamente por Javier Diez Canseco y dirigentes sociales: “Si entre dos montañas hay un abismo, la
misión es atravesarla por las praderas, valles, montes, quebradas y siempre
siguiendo la ruta del agua; porque nuestro supremo objetivo no sólo es luchar
por la tierra y los derechos de los pueblos, sino y sobre todo conquistar el
pan y la belleza”.
Víctor Torres
también describe que en el difícil proceso de los 90s, “Javier, optó por la
resistencia acompañando a las nuevas luchas que gestaban los pueblos en contra
del fujimorismo; y lo que es más importante, es que siguió lidiando
“tercamente” por la construcción de un nuevo referente político, organizado y
de carácter unitario”.
“La presencia de
naturales discrepancias sobre los caminos a seguir, no le quitan ni un ápice a
su condición de militante revolucionario, porque siempre en su accionar ha
estado presente y por delante la necesidad de luchar
para cambiar el actual régimen político, económico y social que está vigente en
el país desde el año de 1990, lo cual le implicó enfrentarse abiertamente a las
fuerzas políticas y a los poderes fácticos que sostienen el neoliberalismo
salvaje”.
DATOS BIOGRÁFICOS
Javier Diez
Canseco Cisneros, nació en Lima, un 24 de marzo de
1948, prestigioso sociólogo, político peruano de izquierda y congresista de la
República.
Confesó haber sufrido
de polio desde que tenía un año, lo cual le permitió conocer lo que significa
ser tratado diferente y entender los casos de injusticia y desigualdad que se
da en el país, y que se repite con mucha frecuencia. “Este es un país lleno de exclusiones y de excluidos, un país poco
tolerante con lo diferente”, dijo en su momento el parlamentario.
Fue diputado
constituyente, diputado por Lima, senador de la República y congresista del
Perú entre 1978 y 1992 (hasta el autogolpe del 05 de abril), fecha en que
la dictadura del fujimontesinista lo
destituyó. Volvió a ganar en las urnas y fue parlamentario entre 1995 y 2000 y de 2001 a 2006; en este último año postuló
–sin éxito- a la presidencia de la República. En 2011 fue nuevamente electo congresista
de la República por la alianza Gana Perú liderada por Ollanta Humala, grupo
político al que renunció tras las protestas contra los proyectos mineros Conga
en Cajamarca y Xtrata en el Cusco, y la traición de Ollanta Humala al abandonar
la propuesta de la “Gran Transformación”. Junto a él renunciaron 5
parlamentarios de la bancada oficialista, decisión que mantuvo hasta su muerte.
[ Fue fundador del Partido Socialista del Perú, y tras la decepción de
Ollanta Humala, soñaba con un gran Frente de Izquierda. Llamó a todas las
organizaciones sociales y políticas de izquierda, progresistas e independientes
a sumarse a la Gran Transformación abandonada por el actual régimen.
En calidad de
diputado, formó parte de la primera
Comisión de Derechos Humanos de la
Cámara de Diputados del Congreso de la República. Desde entonces
participó en varias comisiones
investigadoras de casos de violaciones a los derechos humanos, siendo un
aporte fundamental para investigar y sancionar los crímenes que se producían en
aquel entonces.
Como consecuencia de su
trabajo, sufrió un conjunto de atentados contra su vida y la integridad física
de su familia, además de reiterados hostigamientos; sin embargo, nunca ha
parado en su férrea defensa de las víctimas.
Siempre fue valorada su
labor como principal promotor e
impulsador de la Ley General de las Personas con Discapacidad, la cual
incluye importantes avances en materia de accesibilidad, derechos civiles,
educación, empleo y seguridad social para este sector vulnerable de la población
por la que luchó por años. Se manifestó en la Marcha de los 4 Suyos, en la
lucha de Bagua, en los conflictos socio-ambientales, en las elecciones del
2011; y últimamente en lucha victoriosa del pueblo de Cajamarca.
En noviembre de
2012, la mafia política que se turna en el país cada cinco años para gobernar,
sancionó a Javier violando el debido proceso, el derecho a la defensa y
acusándolo falsamente de presentar un proyecto de ley para favorecer a sus
allegados. Fujimoristas, apristas, castañedistas, pepecitas y, sorprendemente, el
Partido Nacionalista Peruano, se juntaron para votar a favor de una infame
calumnia: Ollanta Humala había recibido de manos de la mafia la oportunidad que
esperaba, vengarse de Javier, y vengarse por su independencia y su capacidad
para decirle no al poder, vengarse por su superioridad moral y por haber puesto
en clara evidencia la baja estatura política de la pareja presidencial.
Poco después, el 8 de
febrero pasado confesó que sufría de cáncer. Sin embargo, y pese a los
problemas serios que pasó tras conocer esta terrible enfermedad, con hidalguía
y dignidad como debe hacerlo todo revolucionario dijo: "Encararé esta situación con la misma energía
en defensa de la vida y los derechos fundamentales que he buscado
tener durante toda mi trayectoria. Lo haré con la misma firmeza y decisión, contando con el
invalorable apoyo de mi esposa y compañera, mis hijos y mi familia, de mis
entrañables amigos y compañeros, y de los hombres y mujeres del Perú que creen que debo seguir batallando –con ellos- por
un Perú nuevo en un mundo nuevo”. Expresiones que dio vida a la vida y fuerza a
su familia y amigos en un momento que él y todos conocíamos que sólo le quedaban
pocos días en esta vida terrenal.
Para Javier como para la mayoría de izquierdistas la labor
por construir una patria nueva, no es nada fácil, pero indispensable, si
queremos volver a reubicarnos política y socialmente para salir de la
marginalidad política y social en la que hoy nos encontramos, y mantenernos
como portavoces de una apuesta socialista que necesita de un discurso renovador
y creativo, pero siempre coherente con los paradigmas (no dogmáticos) que nos
fueron legados por Marx, Lenin, Che Guevara
y el Amauta Mariátegui.
Te conocimos
Javier, te admiramos Javier; ahora estás en el cielo y desde allá seguro que
guiarás a tu pueblo para liberase de las injusticias contra las cuales siempre
luchaste.
La izquierda peruana está
de duelo, pero Dios está contigo
Hasta la victoria
siempre…camarada. ¡Honor y gloria a tu nombre!
Cajamarca, 05 de
mayo del 2013