Por: Segundo Matta Colunche
Ante
la evidente derrota de los candidatos de Yanacocha, se ha desatado una guerra
sucia que busca desprestigiar a líderes regionales y locales del MAS. Dentro
del pueblo, que ha mantenido su unidad y férrea lucha contra las trasnacionales
mineras, emerge un sentimiento mayoritario en defensa del Nuevo Modelo de
Desarrollo.
La lucha del pueblo
cajamarquino por la defensa de su dignidad y sus recursos naturales ya es invencible.
Y esto se siente en cada cuadra, barrio, mercado, caserío, centro poblado,
distrito o provincia; también en los espacios de transporte como: micros, taxis
y moto taxis; emerge con fuerza un sentimiento de unidad para defender la lucha
histórica de los cajamarquinos. Desde San Ignacio hasta Cajabamba, flamean las
banderas verdes del MAS. Aquí no hay espacio para infantiles, mineras o las mafias
del narcotráfico que durante años han intentado desprestigiar una organización
política de los campesinos y trabajadores.
El miedo a la derrota
se ha instalado también en provincias. Allí los candidatos que se saben
perdedores han salido a tirar barro a líderes del MAS. Incluso, han llegado al
extremo de falsificar actas y firmas intentado desprestigiar mediáticamente a
líderes que tienen importante simpatía en el electorado. Pululan panfletos,
medios radiales y televisivos piratas. Su gran debilidad es no tener cuadros
que tengan capacidad de llegar directamente al poblador. Ese ciudadano de a pie
se siente burlado y hasta discriminado cuando maltratan a sus líderes. La resistencia
a estas campañas de difamaciones, ha llevado a la oposición a ser cínica, hasta
el punto de que ahora ‘todos dicen haber defendido el agua’.
Mientras los golpes bajos
persisten en algunos candidatos, la militancia del MAS sigue recorriendo barrio
por barrio, caserío por caserío, casa por casa, explicando a la población el
programa y los planes de gobierno de la izquierda cajamarquina. A esta
propuesta real, se han unido militantes de organizaciones locales que
pertenecen incluso a otras agrupaciones políticas como: El Frente Amplio, Unión
por el Perú, Luchemos por Cajamarca, movimientos independientes y algunos que
incluso tienen candidato regional. Pero la expresión de unidad se siente aún
más en el ciudadano de a pie, sector donde se confunden el mediano y pequeño
empresario, los maestros, los ronderos, lo trabajadores de salud, los estudiantes,
los artistas, los cristianos y todos quienes aspiran a tener una región
diferente.
La lucha por una
mayor justicia social sigue avanzando. Prueba de ello es que, en los últimos
días, en todos los pueblos de la región observamos flamear las banderas verdes
del MAS. Casas, unidades móviles, polos, gorros, llaveros, paredes, y todo
espacio que sea visible hay una marca que les identifica: ¡MAS! Gratitud enorme
merecen nuestros hermanos cajamarquinos, quienes van contribuyendo sol por sol
para el financiamiento de la campaña electoral. Probablemente sea una de las
campañas “suigeneris” en el Perú, que solo son vistas en los grandes procesos revolucionarios.
Si es así, no nos queda duda que en Cajamarca inicia con mucha fuerza un
proceso de revolución. En Cajamarca están naciendo los auténticos cambios que
el pueblo está esperando.
En los próximos días,
los ataques de la derecha auspiciados por las trasnacionales mineras y el
narcotráfico se radicalizarán. Se escuchará con más fuerza las diatribas e
insultos que solo cabe en ciudadanos con un vacío político e ideológico. La
derecha nunca tuvo un programa, solo dinero para comprar conciencias. Siempre
perdió, pero finalmente gobernó porque quienes asumieron posturas a nombre del
pueblo cuando estuvieron en el poder traicionaron a su pueblo.
El Perú está alerta
de lo que suceda en Cajamarca. Si a través de un proceso limpio y transparente,
la voluntad popular respalda mayoritariamente al MAS, esta victoria será la
victoria de este gran pueblo que no se rindió ante el poder de las mineras. Y una
vez más varios “periodistas” a sueldo que utilizaron sus medios para difamar la
nota llena de vergüenza se escribirán en la historia.