Por: Segundo Matta Colunche
El régimen fujimontesinista utilizó los medios chicha para difamar a la oposición y consolidar la dictadura |
Los medios “chicha”, los talks shows,
las campañas fantasiosas, los reportajes manipulados, la compra de conciencias
y la ignorancia de la realidad convergieron perfectamente en la nefasta década
de la dictadura fujimontesinista. Los más indecentes aparatos mediáticos de ayer
parecen tener presencia hoy.
Los shows mediáticos -espectáculos mediáticos- siempre fue
utilizado par mafias y dictaduras más avezadas de la historia (narcotráfico,
terrorismo y gobiernos fascistas). Fue un instrumento de manipulación para
generar confusión en la ciudadanía, buscaron ignorar la verdad y frustraron el
desarrollo de los pueblos. Sus promotores actuaron bajo directivas de intereses
económicos. Alquilaron su pluma al mejor postor. Respondían a mafias
organizadas.
Los más claros ejemplos en el Perú sucedieron durante las
dictaduras. El oncenio de Leguía utilizó campañas mediáticas para tapar el cruel
encarcelamiento de opositores en la Isla San Lorenzo, el incremento del gasto
de la policía secreta para formar un intenso sistema de espionaje, ignorar los
habeas corpus, limitar la libertad de expresión en universidades, corrupción en
todas esferas del Estado. Para ganarse el aprecio de las trasnacionales, el
gobierno de Leguía regaló a la embajada española un edificio que valía 45 mil
libras peruanas, contrató profesionales estadounidenses como administradores
públicos y estableció una misión policial española y otra naval estadounidense.
La corrupción llegó a niveles escalofriantes: el 72% del gasto público se fue a
parar a la corrupción que equivalía 3.8% del Producto Bruto Interno PBI. Alfonso
Quiroz-2001.
Una maquinaria propagandística bien aceitada falseaba la
verdad para emitir supuestos logros del gobierno. Los medios: La Prensa y West
Coast Leader se encargaron de confundir a la opinión pública nacional e
internacional. En el libro “Historia de la Corrupción” de Alfonso Quiroz se
describe que la alianza de gobierno con los grupos del poder económico y los
shows mediáticos ayudó a Leguía a consolidar un régimen dictatorial.
La dictadura fujimontesinista fue experta en los escándalos mediáticos.
Para lograr la captura depredadora de las instituciones del Estado;
presidencialismo; abusos encubiertos; reformas económicas distorsionadas; daños
a fuerzas armadas, legislativo, poder judicial y electoral, medios y estado de
derecho fue fundamental el apoyo mediático. El 50% del gasto público fue a la
corrupción (4.5% del PBI). La cultura de la mentira se institucionalizó en el
gobierno de Alberto Fujimori. La estrecha alianza con las trasnacionales mineras
y otras favoreció su plan privatizador que fue alimentada pomposamente por los
medios chicha y voceros mediáticos.
Derrotadas las dictaduras, se quedaron prácticas mercenarias
de quienes convivieron con ellas. Ni que decir de las bandas del narcotráfico y
terrorismo.
Durante los últimos años, la oposición a la presencia de
empresas mineras se ha incrementado. En diferentes regiones del país la
población protesta contra la irracional actividad extractiva. Las mineras como
Yanacocha están deslegitimadas. Autoridades locales y regionales acompañan a su
pueblo en la defensa de sus tierras.
Ante ésta realidad, las mineras han optado por la más impúdica
estrategia mediática: “alquilan” periodistas no para promocionar la imagen de su
representada sino para desacreditar a la oposición. Dirigentes sociales y
autoridades están en la boca diaria de sus shows mediáticos.
Para consolidar su estrategia utilizan a sus más cercanos
colaboradores (consejeros y/o alcaldes a fines), cuyo objetivo apunta a deslegitimar
las instituciones. Así opera Yanacocha en Cajamarca con sus voceros mediáticos
y su marioneta leal.