Por: Segundo Matta Colunche
En caricatura "manipulación mediática" |
¡Oh, libertad!, ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
Expresó la revolucionaria francés, Marie-Jeanne Roland
de la Platiere, durante su muerte en la guillotina el 08 de noviembre de 1973.
A portas de un
proceso electoral, los ataques mediáticos parecen ser pan de cada día. No hay
mejor forma que hacerse conocido insultando, difamando y manchando honras de la
gente. Atrás quedaron los planes y programas, los debates de ideas y las
participaciones democráticas en los diferentes espacios.
Quienes han
perdido terreno en su propia casa optan por traspasar temporalmente y auspician
acciones que muchas veces van contra la ley. Ciegan su participación a la casta
negada de la publicidad. Para concretizar sus aventuras contratan medios y
periodistas para santificarlos y/o endiosarlos. Estos (medios) acatan órdenes y
cumplen al pie la letra tales disposiciones. Todo es marketing. Así venden y
confunden.
La libertad
como derecho, la libertad como acción heroica de la lucha de los pueblos; la
interpretan a su manera. Pareciera que para defender sus “estatus quo” tienen
que aplicar la más cruel venganza de la libertad: difamar, mentir, odiar,
denigrar, abominar, insultar; como las nuevas estrategias para “ganar” adeptos.
Sin duda, lejos de toda perturbación está la más impúdica interpretación de la
libertad.
Revisemos lo que dice
la Constitución Política del Perú [artículo 2], toda persona tiene derecho a: 3) “… la libertad de conciencia y de religión,
en forma individual o asociada. No hay persecución por razón de ideas o
creencias. No hay delito de opinión. El ejercicio público de todas las
confesiones es libre, siempre que no ofenda la moral ni altere el orden
público. 4) A las libertades de
información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra
oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin
previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades
de ley. Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de
comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero
común. Es delito toda acción que suspende o clausura algún órgano de expresión
o le impide circular libremente. Los derechos de informar y opinar comprenden
los de fundar medios de comunicación”.
Sin embargo,
estropeando las leyes del Estado laceran la dignidad humana. Sentencian por
adelantado, incriminan, imputan sin las pruebas. Bajo el término “supuesto”
declaran culpables.
Los términos “sería”,
“estaría”, “generaría”, “aplicaría”, “tendría” van ganando batalla en las
publicaciones mediáticas. La investigación seria solo es una caricatura teórica
que los emplearon en los cimientos de la profesión periodística. De allí a
estos tiempos, solo quedan endebles aportes al conocimiento.
¿Cuántos crímenes se
han cometido en nombre de la libertad? ¿Cuántos charcos de basura han empujado
la aguda crisis del periodismo? ¿Cuántas palabras han matado la auténtica
libertad de expresión? ¿Cuántas lacras acompañan a la mentira y la vulgaridad?
¿Cuántas vidas y honores han destrozado el vil oficio? Sin duda, habrá que
recordar la macabra y trágica manipulación mediática de la dictadura
fujimorista.
Los que aun creemos
en la libertad de prensa y expresión, construyamos un rumbo distinto para
consolidar la democracia. Hagamos del periodismo la más digna de las
profesiones. Hagamos pedagogía de ella. El pueblo nos necesita. No a la
crueldad mediática.