En esta nota, una semblanza a sus 44 años de generosidad y ejemplo de amigo.
Carlos Mesías Agip Gonzáles: Agip o simplemente Carlitos.
Chota, 16 de diciembre de 1967.
Cajamarca, 08 de febrero de 2012.
Honestidad, amistad sincera, lealtad, solidaridad, voluntad extrema... no podemos encontrar la palabra exacta que resuma tu virtud, mejor dicho: tus virtudes.
Entablamos amistad, compartimos inquietudes y coincidencias no sólo a nivel laboral, sino también personal y hasta familiar. Nos consta que te las jugaste las 24 horas del día por ver a tu familia bien, por ver a tus hijos profesionales, por ver que ellos sigan tu ejemplo y sean mejores. Creemos que fuiste un maestro sin darte cuenta, porque en un mundo donde casi todo marcha a la velocidad de la luz, tú te tomaste muchas pausas en tu agitada labor para llamar a tu familia y preguntarle cómo está.
“Viejita, ya te llamo” te oímos decir alguna vez. “Estoy manejando”, precisaste. Era tu esposa. Tuviste tanto cuidado en tu trabajo, pues no sólo dominabas las reglas de tránsito al revés y derecho, sino que las llevabas a la práctica, algo que muchas veces quienes estuvimos contigo saludamos y admiramos; por eso es que nos cuesta creer que te hayas ido tan pronto.
Al menos así lo vemos desde este mundo. Pero estoy seguro que desde el cielo, Dios no lo vio así y por eso te llamó, porque arriba le haces falta, porque aquí en la tierra ya cumpliste cabalmente la misión que el altísimo te encomendó; desde arriba estoy seguro que nos iluminarás tanto para salir de nuestras noches en pleno día, porque la nube que oscurece nuestras mentes y nuestros corazones no nos dejan ver. Porque el orgullo hace que cobremos contigo lo que otros cargan, o creemos que cargan.
En nuestro intento de continuar haciendo periodismo, tratamos de buscarte un lado malo, un lado negativo en ti, y no lo encontramos, pues eres distinto a muchos de nosotros. Habrás tenido errores como todos, pero estoy seguro que nunca te faltó la valentía de decir: me equivoqué.
En el Gobierno Regional de Cajamarca, demostraste con humildad del por qué llegaste aquí, y dejaste huella sin pretenderlo. Fuiste trabajador y gran hombre. Y nos permitimos evocar al amigo y compañero: Hace poco-menos de tres semanas-tuvimos la ocasión de reunirnos, conversar y beber unos tragos, pero jamás lanzaste una palabra de mal gusto, siempre demostraste que el respeto, la consideración y la amistad no tienen precio y tú los diste a montones.
Sólo intentamos decirte lo mucho que te queríamos. Porque así somos, porque no fuimos capaces en vida de decirte eso. Que te queremos y que en adelante te extrañaremos tanto; te decimos también que ¿si volvieras a la vida? te pediríamos que no te mueras nunca, que jugáramos el próximo campeonato como el año pasado, que diseñáramos juntos la estrategia en tu función de arquero, o que nos volvamos a reunir y tomemos unos tragos. Que nos alegráramos por tu regreso.
Que si aún siguieras vivo, te pediríamos que llevaras a Tito y a Paul a su programa de televisión y que luego los recogieras a su casa porque es de noche y hay tanto peligro en algunas calles cajamarquinas que unos cuantos desesperados gritan, persiguen y amenazan exigiendo que Conga vaya.
Te pediríamos también que hiciéramos una fiesta porque te hace falta para que te relajes, y que nos abrazáramos todos y que dijéramos que nos queremos, y que estaremos juntos como equipo aunque algunos quisieran dividirnos.
¡Caliche!!, mis ojos se inundan de lágrimas y parece que ya no puedo, y dejo a mis manos lo que tu recuerdo me dicta porque sé que todo esto es imposible. Pero aún así insisto porque sé que me escuchas. También me tiemblan las piernas y miro tu foto y quiero creer que es mentira, que el rostro que vi hoy en un cajón no es tuyo, que nos estás jugando una broma, y nos estás haciendo esto para mirar si te extrañamos. Cómo fuera así deveras.
¿Qué más?... que siguiera redactando mi nota de prensa y que tú vinieras y me dijeras que cómo estoy, queeeeeee... qué estoy haciendo aunque sabes perfectamente lo que hacemos. Te pediríamos que nos lleves a Cumbemayo y que acompañaras a unos periodistas que vienen de Lima para llevarse la primicia de los más recientes descubrimientos.
No te preocupes Carlincho, que ya te avisaremos cómo va lo de Conga, aunque la verdad siempre será tan útil tu ayuda para que fuéramos uno más de esos 200 gatos que gritan en contra de la mina como dice irónicamente Raúl Vargas y los Benavides. Sabemos que no es así, como también sabemos que desde donde estás harás por miles; sabemos que estás enojado por haberte ido, porque sabías que eras útil.
Por eso: haz que siga lloviendo a cántaros en Lima y en toda la costa, que sientan que las aguas protestan en Lima porque están enojadas, que la lluvia se vuelva también mediática como de los Conga, que cada vez hable más fuerte, y que Raulito Vargas siga diciendo en su informativo matutino que la marcha del agua llegó a la capital, mientras sigue alabando las mejores noticias de la Confiep, de Mister Humala y del gran Valdés.
¿Ya vez hasta dónde llegas, Carlitos?... ya me estás dictando algunas noticias, pero no. Hoy no se trata de noticias, digo... de las noticias de siempre. Porque tú eres noticia, y eres noticia en el cielo... en lo más alto. Y estoy seguro que con mano firme, respetando las reglas y amando a todos por igual harás que este mundo que anda al revés empiece enderezarse porque así lo gritan muchos y tú lo sabes.
Quisiéramos verte al volante, de nuevo. Así como lo soñó Tito, anoche. Que los dos repartían “noticias en defensa del agua” ante los grandes de la mina y sus socios, quienes desde algunas semanas nos quieren hacer creer que el Perú anda de maravilla gracias a sus inversiones, y que andaría mejor si no fuera porque un tal Goyo, un César Aliaga, un Coco Olivera, un Máximo León, un Porfirio Medina, un Elzer Elera, los Idelsos, los Arana o los Marreros han empezado a desestabilizar la economía del Perú. Ya sabes que ellos te quieren mucho, que valoran lo que hiciste, y que junto al pueblo de Cajamarca necesitan de tus bendiciones.
¡Caramba!! La historia se repite tantas veces: los buenos van primero. Carlitos, eres la persona tan buena y tan noble que se aferró a la vida tantas veces, tanto así que estuvimos seguros que saldrías de ésta. Te has ido físicamente, pero en realidad sigues vivo entre nosotros. Y sigues vivo porque fuiste ejemplo para muchos en cada cosa que te tocó hacer.
Con tu ejemplo, seguiremos construyendo un equipo sólido, para que desde el espacio donde estemos, cumplamos tu sueño de ver una Cajamarca digna, próspera y desarrollada; donde tus hijos, tus nietos y los nuestros se sientan felices de ser cajamarquinos y peruanos.
Nos veremos algún día, amigo, no nos cabe duda que nos reencontraremos, pero mientras tanto danos tu luz que sea nuestra guía.
No es un adiós, es un hasta luego.
“Cuando un camarada muere, nunca muere”.
Tus compañeros (Ccs):
Segundo Matta, Tito Vera, José Heredia, Hugo Espinoza, Franz Chávez, Paúl Sánchez, Yeny Chuquilin, Mariano Chávez, Marco Cotrina, Eliana Torres, Mariela Rivera, Clarita Chávez, Paúl Carpio, Bobby Linares, Juan Sausa, Wilson Vásquez, Cristian Toro y todos los que te queremos.
Chota, 16 de diciembre de 1967.
Cajamarca, 08 de febrero de 2012.
Tratamos de escribirte algo. Tan pronto te conocimos el año pasado, nos dimos cuenta de tu solidaridad, trabajo y respeto; lo notamos de inmediato y lo asumimos tan luego, que el espíritu de equipo y trabajo conjunto y solidario que hoy nos dejas te lo debemos a ti. Porque no escatimaste esfuerzos, ni pusiste excusas cada vez que uno de nosotros te pidió un servicio incluso fuera de horario.
Honestidad, amistad sincera, lealtad, solidaridad, voluntad extrema... no podemos encontrar la palabra exacta que resuma tu virtud, mejor dicho: tus virtudes.
Entablamos amistad, compartimos inquietudes y coincidencias no sólo a nivel laboral, sino también personal y hasta familiar. Nos consta que te las jugaste las 24 horas del día por ver a tu familia bien, por ver a tus hijos profesionales, por ver que ellos sigan tu ejemplo y sean mejores. Creemos que fuiste un maestro sin darte cuenta, porque en un mundo donde casi todo marcha a la velocidad de la luz, tú te tomaste muchas pausas en tu agitada labor para llamar a tu familia y preguntarle cómo está.
“Viejita, ya te llamo” te oímos decir alguna vez. “Estoy manejando”, precisaste. Era tu esposa. Tuviste tanto cuidado en tu trabajo, pues no sólo dominabas las reglas de tránsito al revés y derecho, sino que las llevabas a la práctica, algo que muchas veces quienes estuvimos contigo saludamos y admiramos; por eso es que nos cuesta creer que te hayas ido tan pronto.
Al menos así lo vemos desde este mundo. Pero estoy seguro que desde el cielo, Dios no lo vio así y por eso te llamó, porque arriba le haces falta, porque aquí en la tierra ya cumpliste cabalmente la misión que el altísimo te encomendó; desde arriba estoy seguro que nos iluminarás tanto para salir de nuestras noches en pleno día, porque la nube que oscurece nuestras mentes y nuestros corazones no nos dejan ver. Porque el orgullo hace que cobremos contigo lo que otros cargan, o creemos que cargan.
En nuestro intento de continuar haciendo periodismo, tratamos de buscarte un lado malo, un lado negativo en ti, y no lo encontramos, pues eres distinto a muchos de nosotros. Habrás tenido errores como todos, pero estoy seguro que nunca te faltó la valentía de decir: me equivoqué.
En el Gobierno Regional de Cajamarca, demostraste con humildad del por qué llegaste aquí, y dejaste huella sin pretenderlo. Fuiste trabajador y gran hombre. Y nos permitimos evocar al amigo y compañero: Hace poco-menos de tres semanas-tuvimos la ocasión de reunirnos, conversar y beber unos tragos, pero jamás lanzaste una palabra de mal gusto, siempre demostraste que el respeto, la consideración y la amistad no tienen precio y tú los diste a montones.
Sólo intentamos decirte lo mucho que te queríamos. Porque así somos, porque no fuimos capaces en vida de decirte eso. Que te queremos y que en adelante te extrañaremos tanto; te decimos también que ¿si volvieras a la vida? te pediríamos que no te mueras nunca, que jugáramos el próximo campeonato como el año pasado, que diseñáramos juntos la estrategia en tu función de arquero, o que nos volvamos a reunir y tomemos unos tragos. Que nos alegráramos por tu regreso.
Que si aún siguieras vivo, te pediríamos que llevaras a Tito y a Paul a su programa de televisión y que luego los recogieras a su casa porque es de noche y hay tanto peligro en algunas calles cajamarquinas que unos cuantos desesperados gritan, persiguen y amenazan exigiendo que Conga vaya.
Te pediríamos también que hiciéramos una fiesta porque te hace falta para que te relajes, y que nos abrazáramos todos y que dijéramos que nos queremos, y que estaremos juntos como equipo aunque algunos quisieran dividirnos.
¡Caliche!!, mis ojos se inundan de lágrimas y parece que ya no puedo, y dejo a mis manos lo que tu recuerdo me dicta porque sé que todo esto es imposible. Pero aún así insisto porque sé que me escuchas. También me tiemblan las piernas y miro tu foto y quiero creer que es mentira, que el rostro que vi hoy en un cajón no es tuyo, que nos estás jugando una broma, y nos estás haciendo esto para mirar si te extrañamos. Cómo fuera así deveras.
¿Qué más?... que siguiera redactando mi nota de prensa y que tú vinieras y me dijeras que cómo estoy, queeeeeee... qué estoy haciendo aunque sabes perfectamente lo que hacemos. Te pediríamos que nos lleves a Cumbemayo y que acompañaras a unos periodistas que vienen de Lima para llevarse la primicia de los más recientes descubrimientos.
No te preocupes Carlincho, que ya te avisaremos cómo va lo de Conga, aunque la verdad siempre será tan útil tu ayuda para que fuéramos uno más de esos 200 gatos que gritan en contra de la mina como dice irónicamente Raúl Vargas y los Benavides. Sabemos que no es así, como también sabemos que desde donde estás harás por miles; sabemos que estás enojado por haberte ido, porque sabías que eras útil.
Por eso: haz que siga lloviendo a cántaros en Lima y en toda la costa, que sientan que las aguas protestan en Lima porque están enojadas, que la lluvia se vuelva también mediática como de los Conga, que cada vez hable más fuerte, y que Raulito Vargas siga diciendo en su informativo matutino que la marcha del agua llegó a la capital, mientras sigue alabando las mejores noticias de la Confiep, de Mister Humala y del gran Valdés.
¿Ya vez hasta dónde llegas, Carlitos?... ya me estás dictando algunas noticias, pero no. Hoy no se trata de noticias, digo... de las noticias de siempre. Porque tú eres noticia, y eres noticia en el cielo... en lo más alto. Y estoy seguro que con mano firme, respetando las reglas y amando a todos por igual harás que este mundo que anda al revés empiece enderezarse porque así lo gritan muchos y tú lo sabes.
Quisiéramos verte al volante, de nuevo. Así como lo soñó Tito, anoche. Que los dos repartían “noticias en defensa del agua” ante los grandes de la mina y sus socios, quienes desde algunas semanas nos quieren hacer creer que el Perú anda de maravilla gracias a sus inversiones, y que andaría mejor si no fuera porque un tal Goyo, un César Aliaga, un Coco Olivera, un Máximo León, un Porfirio Medina, un Elzer Elera, los Idelsos, los Arana o los Marreros han empezado a desestabilizar la economía del Perú. Ya sabes que ellos te quieren mucho, que valoran lo que hiciste, y que junto al pueblo de Cajamarca necesitan de tus bendiciones.
¡Caramba!! La historia se repite tantas veces: los buenos van primero. Carlitos, eres la persona tan buena y tan noble que se aferró a la vida tantas veces, tanto así que estuvimos seguros que saldrías de ésta. Te has ido físicamente, pero en realidad sigues vivo entre nosotros. Y sigues vivo porque fuiste ejemplo para muchos en cada cosa que te tocó hacer.
Con tu ejemplo, seguiremos construyendo un equipo sólido, para que desde el espacio donde estemos, cumplamos tu sueño de ver una Cajamarca digna, próspera y desarrollada; donde tus hijos, tus nietos y los nuestros se sientan felices de ser cajamarquinos y peruanos.
Nos veremos algún día, amigo, no nos cabe duda que nos reencontraremos, pero mientras tanto danos tu luz que sea nuestra guía.
No es un adiós, es un hasta luego.
“Cuando un camarada muere, nunca muere”.
Tus compañeros (Ccs):
Segundo Matta, Tito Vera, José Heredia, Hugo Espinoza, Franz Chávez, Paúl Sánchez, Yeny Chuquilin, Mariano Chávez, Marco Cotrina, Eliana Torres, Mariela Rivera, Clarita Chávez, Paúl Carpio, Bobby Linares, Juan Sausa, Wilson Vásquez, Cristian Toro y todos los que te queremos.