Por: José Heredia.
La Gran Marcha Nacional del Agua que culminó ayer viernes 10 de febrero en Lima, corroboró el descontento de miles de peruanos de todas las regiones del Perú que marcharon hasta la capital para protestar contra el continuismo primario exportador de Ollanta Humala, quien luego de asumir el gobierno se puso del lado del gran capital antes que del pueblo a quien prometió defenderlo.
Tras 9 días de intensas caminatas que empezaron el 1 de febrero en la laguna La Cortada (Celendín) y que a su paso por varias regiones del país recibieron el respaldo mayoritario de la población sumándose a la misma; la marcha terminó ayer en Lima con un mitin en la Plaza San Martín, donde se le recordó al presidente Ollanta Humala cumpla su promesa electoral de defender el agua, la vida y la soberanía nacional.
En el mitin, uno de los principales oradores fue el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, quien dijo que “si no levantamos un programa de nuevo país, con una nueva Constitución y un nuevo Congreso, no habrá cambios de fondo, solo serán de forma”; en alusión al propósito del gobierno central de permitir la explotación del cuestionado proyecto minero Conga con el cuento de financiar la Gran Trasformación.
El líder regional recordó que “no es nuevo que el pueblo luche… que el pueblo ponga los muertos, que no es nuevo que existan Frentes de Defensa… en mi recorrido por el sur y norte del país, he sentido que si no convocamos a la unidad del pueblo peruano y no levantamos un programa de nuevo país, con nueva Constitución y nuevo Congreso, no habrá cambios de fondo. Serán cambios de forma, cambios de personas”, argumentó.
"El pueblo no votó por la traición, el pueblo votó por la gran transformación. El pueblo no votó por el continuismo entreguista vende patria, votó por otro país, por dignidad. Por eso llamo a mis colegas presidentes regionales para que no nos callemos, para que no permitamos que se avasalle la descentralización y la regionalización” dijo la primera autoridad política de Cajamarca.
“… Hay que decirle al presidente Ollanta Humala, que el pueblo no va aceptar otra estafa electoral. Junto a los dirigentes de base y dirigentes sociales tenemos que mirar más allá de nuestra nariz. No miremos por departamento, no miremos por región, mirémonos como peruanos; mirémonos como hermanos de toda la patria”.
Ante miles de asistentes llamó a la unidad de los pueblos del Perú para iniciar una Cruzada Nacional por la Defensa de la Ordenanza Regional Nº 036 que declara inviable el proyecto minero Conga por estar asentado en cabecera de cuenca. “Ayúdennos a defender la Ordenanza Regional 036, y otras Ordenanzas Municipales, es momento también de luchar por la nueva Constitución, por salud digna, por fortalecer la descentralización, por un nuevo país”, dijo.
“El Sr. Humala nos ha dado el ejemplo por haber jurado al cargo de Presidente de la República en nombre de la Constitución de 1979. Él ha dicho en esta Plaza que se van a revisar los contratos con las empresas transnacionales, él ha dicho aquí que se va a llevar a cabo la gran trasformación; pero, si tiene miedo a la Confiep y al imperialismo norteamericano, que deje el Palacio, para que el pueblo elija a sus propias autoridades", le increpó.
También dijo que el gobierno central y las empresas mineras pretenden engatusar al pueblo diciendo que resolverán sus problemas mediante mesas de diálogo. “¿Cuándo han escuchado ustedes que la Confiep haga concesiones y seda en las negociaciones?, se preguntó… el capital nunca sede, el capital nunca negocia a favor del pueblo. El capital impone. El capital no tiene amigos, tiene intereses”, añadió.
Santos cuestionó el diálogo iniciado y los peritos nombrados por el Ejecutivo. “Es un engañamuchachos, hasta ahora son peritos sin alma, sin rostro, son fantasmas que nadie conoce y no sabemos a dónde pertenecen”, dijo.
Así mismo manifestó que hay alcaldes que aún tienen miedo de ser chantajeados por Valdés y por el gobierno. “Nosotros estamos conscientes de poder realizar grandes transformaciones; y para ello, hay que hacer grandes sacrificios y desprendimientos, pues no interesa que nos vaquen o nos manden preso por defender la soberanía nacional, defender el mar de Grau y la Amazonía”.
El mitin fue encabezado por Marco Arana, coordinador nacional de la protesta; el presidente del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, Wilfredo Saavedra y Gregorio Santos, máxima autoridad de esta región. También llegaron ocho congresistas de Gana Perú, entre ellos, Javier Diez Canseco, Claudia Coari, Jorge Rimarachín y Jaime Valencia. Ellos apoyaron la causa y recibieron dos proyectos de ley para impulsarlos en el Congreso. El primero plantea la conservación de las cabeceras de cuenca; y el segundo, la prohibición de cianuro y mercurio en las explotaciones mineras.
Rimarachín, legislador nacionalista por Cajamarca, tomó la palabra y exigió al gobierno del presidente Ollanta Humala cumplir las promesas de la campaña electoral. “La autoridad tiene la obligación de ponerse al lado del pueblo que le dio el voto… el modelo primario exportador debe acabar”, sentenció.
A su turno, el presidente del Frente de Defensa Ambiental, Wilfredo Saavedra exigió la renuncia del Premier Óscar Valdés. Por su parte, varios alcaldes de diversas provincias de la sierra norte expresaron su rechazo total a la minería.
Cabe indicar que mediante un anuncio difundido días antes a la marcha, la comunidad peruana del sur de California – USA, expresó su firme oposición y total rechazo al proyecto CONGA, y advirtió que la actividad de la transnacional Newmont va a significar la destrucción del territorio, la contaminación de lagunas y ríos, el despojo de la riqueza y el medio ambiente natural, la destrucción de tradiciones y modos de vida de las poblaciones locales, y acelerará el cambio climático en el mundo.
La citada comunidad hizo una reflexión al advertir que los más afectados por el colapso medio-ambiental no pueden actualmente opinar, tomar decisiones, ni apoyar o votar por leyes por una simple y sencilla razón: todavía no han nacido. Todo ello en alusión a las futuras generaciones.
“Eso da una gigantesca dimensión ética a nuestra lucha y pone una obligación histórica sobre nuestros hombros: Se lo debemos a las futuras generaciones que, cuando ya no estemos aquí, saludarán nuestro éxito o lamentarán nuestro fracaso”, finaliza.