Por. Segundo Matta Colunche
Cambio
climático, reformas de Estado, políticas públicas en seguridad ciudadana, regionalización
y descentralización, fueron los grandes temas ausentes en mensaje del
presidente Ollanta Humala, el pasado 28 de julio.
Ollanta Humala rompió el compromiso con el Perú |
En medio de la más
baja aprobación del gobierno de Ollanta Humala (22%, según GFK del diario La
República), la desilusión y falta de interés por los mensajes presidenciales (sólo
el 28% dice interesarle); apenas un 14% de peruanos cree en el anuncio
presidencial. Las promesas incumplidas y la traición a su pueblo tienen un alto
costo.
Para la derecha
peruana (aristocracia limeña, prensa reaccionaria y partidos políticos), el
mensaje de Ollanta tuvo un matiz importante en lo que se refiere a la inversión
privada. Sin embargo, le faltó propuestas para frenar las “trabas burocráticas”
para algunos trámites que permitan a las trasnacionales operar con mayor
libertad en el país. No basta el “paquetazo económico” que da carta abierta a
la impunidad y mayor riqueza a los grupos de poder económico (perdona deudas y
aprueban Estudios de Impacto Ambiental en menos de 45 días). “Necesitamos
confianza para la inversión privada”, dicen.
Humala, habló de
cifras de crecimiento económico y poco lírico, en su discurso echó la culpa a
la crisis internacional. Pero como adora el chip de palacio y la CONFIEP, dijo
que el crecimiento económico define las políticas públicas en el país y por
ello se avanzará a que recursos estratégicos de la patria como electrificación
y petróleo vayan camino a ser administrados por manos privadas. El Comercio en
sus últimas ediciones exclama que el agua, electrificación, salud, educación,
carreteras, bosques, mar, puertos y aeropuertos deben avanzar a ser capitalizados
con mayor presencia privada. Compara con los supuestos mejores servicios de
“telefonía”, pero olvida la deuda histórica que tiene la trasnacional con el Estado
Peruano. Cierra el espacio para el debate, se cree dueño de la verdad tras
negar que sólo 13% del PBI venga de las mineras e ignoran que el más alto
porcentaje de los peruanos se dedican a otras actividades (agricultura,
manufactura, ganadería, construcción, finanzas, comercio, servicios) y es la que
brinda al fisco 87% de ingresos.
Más allá de las
populistas propuestas como aumentar en 0,5% del PBI a educación o mejorar los
servicios de salud y enfrentar con mayor fuerza la delincuencia dejó un
desencanto en la mayoría de peruanos. No dijo nada sobre los conflictos
sociomabientales a puertas de celebrar el COP2, no se tocó las reformas más
importantes de Estado, se pasó por aire el fortalecimiento de la
descentralización y regionalización del país, no hay un plan intergubernamental
que permita luchar contra la delincuencia (exigencia mayor de la población), y pasó
por alto la unidad sudamericana propuesta por los países integrantes del UNASUR,
ignoró la masacre al pueblo palestino y otros pueblos de África y Medio Oriente
quienes vienen sufriendo las consecuencias de una invasión salvaje Israelí-EEUU.
Los peruanos no
conocemos que es lo que quiere el gobierno del país en mediano y largo plazo, qué
hacer con normas que legalizan las mafias al interior de las instituciones del
Estado y qué propuesta existe para terminar con la burocracia estatal.
No queda duda que la
descentralización está en peligro. Hay 3 presidentes regionales presos incluido
su más radical opositor, Gregorio Santos. Este último se enfrentó con el
gobierno, las trasnacionales mineras (Newmont-Yanacocha), el poder económico
(CONFIEP) y los grupos mediáticos reaccionarios (El Comercio). Desde que
estalló el conflicto Conga exigían detención de Santos. Se consumó
anticonstitucionalmente el pasado 27 de junio. Ningún gobierno regional ha
expresado su cuestionamiento al continuismo neoliberal y paquetazo económico.
Santos lo hubiese hecho y seguro en las próximas horas, pese a las limitaciones carcelarias dará su opinión.
En medio de todo y
ante un deslegitimado Congreso de la República y casi inexistente partido que
lo respalda, Humala cumplió con su penúltimo discurso de 28 de julio. “Avanzamos
sin rumbo”.