Por: Segundo Matta C.
Se veía venir. La crisis de los partidos trasciende programas, proyectos y planes. La debilidad institucional data de finales de los 80. El fujimorismo nos trajo los partidos independientes: sin escuelas, sin cuadros, sin organización, sin programa, sin liderazgos. La industria marketera desplazó a los programas. La comunicación política está orientada exclusivamente a la difusión de spots, diseños, fotografías, frases, slogans y/o mensajes subliminales. El trabajo de los estrategas sigue siendo coyuntural. La realidad exige una Comunicación Política Estratégica a mediano y largo plazo.
La negativa del Congreso de la República de otorgar el “voto de confianza” al gabinete liderado por Pedro Cateriano tiene un fuerte componente comunicacional que no les favorece políticamente: gestos, discursos, imágenes, intereses, tiempos, espacios, alianzas, etc. Los partidos representados en el Congreso no miran más allá de su entorno. Están jugando a la gallina ciega.
Es cierto que hay errores en el gobierno. La burocracia actual no responde a las exigencias de la crisis. Hospitales sin una gestión moderna no podrían enfrentar profesionalmente la pandemia del COVID-19. En todos los nosocomios del Perú hay serios vacíos administrativos y asistenciales. Sin embargo, es obligación moral la unidad de todos los sectores para salir de este caos.
Tras no lograr la confianza el premier Pedro Cateriano dejará el gabinete ministerial. Vizcarra está obligado a elegir a uno que genere mayores consensos entre la representación congresal. Es una crisis particular que se produce después de 27 años –Cateriano duró sólo 20 días en el premierato-. Al ex nacionalista se le conoce por ser confrontacional con los apristas y fujimoristas pero dúctil con los abusos del poder económico y mediático.
Cateriano dedicó su tiempo a dialogar con la mayoría de bancadas congresales. Éstas se comprometieron a respaldar sus propuestas. Sin embargo, ha pesado los intereses políticos partidarios que los problemas del país. Los partidos tienen una agenda clara: Elecciones Generales 2021.
Mientras los enfrentamientos son noticias de primera plana, más de un mes los pobladores de Espinar en el Cusco acatan una medida de fuerza sin encontrar solución a sus demandas. Las regiones de Huánuco, Arequipa, Cajamarca, Ica, Lambayeque, Piura, Tumbes y Loreto pasan por duros momentos en esta crisis sanitaria: hospitales colapsados, sin medicinas y oxígeno, trabajadores de salud sin EPPs. En tanto, las gestiones regionales no alcanzan a invertir ni el 50% de su presupuesto destinado a la emergencia COVID-19.
La respuesta del premier y sus ministros han sido endebles. Para muestra un botón, el ministro de defensa Walter Martos trató de negar la realidad de Cajamarca, actitud que provocó no sólo el rechazo de los parlamentarios cajamarquinos sino de la ciudadanía. Así, varios ministros han actuado de espaldas a la población.
Es evidente que los partidos políticos quieren sacar réditos de los errores del gobierno, sin embargo, parece que no hay una lectura objetiva de la realidad. El mandatario tiene todavía más del 50% de respaldo ciudadano. Comunicacionalmente hay una mirada equivocada de las organizaciones políticas representadas en el parlamento. Los principales políticos que lideran las preferencias electorales no tienen presencia legislativa [Forsyth y Del Solar]. El primero tiene un acercamiento con Martín Vizcarra y el segundo fue su premier que ayudó a cerrar el congreso aprofujimorista.
Los partidos están preparando sus candidatos. Están midiendo fuerzas. Utilizan cual coyuntura para capturar el mayor número de adeptos. En el Congreso no pesa una representación contestataria al modelo, tampoco hay liderazgos de mayor peso político en el lado progresista. Por tanto, afirmar que, la negativa al gabinete Cateriano responde a un tema ideológico de la izquierda, es no mirar más allá de sus narices.
Finalmente, el haber negado la confianza al gabinete Cateriano no significa que tengamos un buen Congreso. La población es testigo que tenemos la continuidad del anterior, con particulares excepciones. La confrontación con el Congreso de la República le ha servido a Vizcarra lograr sostenida legitimidad, pero podría mellar su imagen si las disputas continúan entendiendo que no puede cerrar el actual parlamento.
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