Por: Segundo Matta Colunche
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Humala quiere imponer Tía María a sangre y fuego |
Dos
noticias que preocupan a la sostenibilidad de la endeble democracia peruana: La
posible intervención del ejecutivo nacional a las regiones y la militarización
de varios pueblos de Arequipa.
Los voceros
mediáticos reaccionarios no cesan en insultar a los pueblos que expresan
opiniones contrarias al modelo extractivista irresponsable. A diario titulares
incandescentes reflejan la parcialidad de estos con las empresas mineras; el
adjetivar de “antimineros”, antiinversión” y “violentistas” a los manifestantes
ha generado una mayor confrontación Estado versus Sociedad. No entienden la
cosmovisión de los pueblos del Perú profundo. Los está arrebatando la auténtica
identidad de nación-patria al seguir utilizando la fuerza militar para imponer
el supuesto “orden”. Le cae muy bien la etiqueta de dictador al presidente
Ollanta. Al extremo, el fascista Aldo Mariátegui (Perú 21) recomienda utilizar
francotiradores contra el pueblo en protesta-bala al cuerpo-.
Jamás la derecha
entenderá que el Perú no es solo Lima o los grandes monopolios enlazados al poder
económico; jamás entenderá que conocer la realidad de un pueblo no se hace
desde el escritorio o leyendo a la prensa reaccionaria: Mariátegui, Paredes,
Rospigllosi, Santillana, los Miroquesada, Valenzuela, Balbi o un editorial del
grupo mediático de la concentración; nunca entenderán que los campesinos de
Cajamarca, Pichanaki o Islay merecen respeto y consideración-son también
peruanos-; le es difícil entender que democracia significa escuchar a todos y
no solo a quienes añoran el modelo extractivista; basta de imponer proyectos mineros a sangre y
fuego. “…no quieren entender, pues nunca entenderán que el Perú es país
multicultural, multiétnico, pluricultural y multidiverso”. El presidente
Ollanta Humala, sus ministros y los ya conocidos congresistas del faenón hablan
a los cuatro vientos: “El Perú necesita
inversión privada, queremos crecimiento económico”. “…tenemos
que restablecer el orden, mano dura a los violentistas, pero queremos diálogo”.
¿Diálogo con quiénes? ¿Con los que ellos los habían descalificado por
adelantado?
Tía María, al igual
que Conga ha muerto, ha sido sepultado por intransigencia y populismo del
gobierno. Acompañado a la deslegitimización de las empresas mineras
Newmont-Yanacocha y Southern Copper está la derecha reaccionaria que
eventualmente es representado por el presidente Ollanta Humala. Lo preocupante
de esta desventura es el asesinato de cinco hermanos cajamarquinos y tres arequipeños.
Los pueblos en protesta nunca pidieron enfrentamiento con la policía y menos
estuvieron dispuestos a tomar carreteras si antes existía un diálogo franco y
sincero, los lamentables sucesos no hubiesen sucedido si el gobierno actuaba
como mediador y no como juez y parte de las trasnacionales mineras. La clase
política ahuyentada de la realidad mira con reojo lo que sucede en el Perú,
salvo sectores progresistas y de izquierda.
Los trágicos sucesos
de Islay, es la respuesta de un Estado centralista y opresor-gobierno
reprimiendo a su pueblo, ensangrentando a su pueblo, matando a su pueblo-.
Estado empecinado en las volátiles respuestas del crecimiento económico y la
ausencia de planes y proyectos integrales con participación de los tres niveles
de gobierno. Estado que mira el crecimiento solo en función de la actividad
extractiva y menospreciando las actividades productivas al que la mayoría de
arequipeños y cajamarquinos se dedican.
Lo que viene. A la
pérdida de vidas humanas en Islay irá acompañado de una cacería de brujas a los
dirigentes sociales y autoridades locales, ya se decretaron bloqueo de cuentas
a cuatro municipalidades (Islay, Punta del Bombón, Deán Valdivia y Cocachacra),
viene recortes presupuestales a los gobiernos locales cuyas autoridades
estuvieron a lado de su pueblo, continuará una campaña mediática vergonzosa
para desprestigiar a los protagonistas de las manifestaciones, los dirigentes y
autoridades tendrán que responder una serie de denuncias ante fiscales de Arequipa
y otras ciudades del Perú, sacarán improperios e intervendrá la Contraloría a los
municipios que respaldaron las luchas contra Tía María, a las autoridades
locales les dirán incapaces, corruptos, violentistas y responsables de la
pobreza de su región. Pero igual, en la historia quedará grabado que un pueblo
digno no se arrodilla ante el tirano.
La imagen de un
gobierno dictatorial va quedando cada vez más sentada en el sector popular. Son
58 peruanos que murieron en enfrentamiento con las policía en lo que va de este
gobierno, y al descaro de su infortunio pretende acabar con el proceso de
descentralización y regionalización interviniendo los gobiernos regionales al
que ellos acusan de incapaces y corruptos.
Fuerza Arequipa,
Cajamarca te apoya.
Más fotos.