martes, 2 de septiembre de 2014

Gregorio Santos y el valor de la promesa

Por: Segundo Matta Colunche

En el 2011, Gregorio Santos recibió en Cajamarca al entonces candidato presidencial Ollanta Humala
Fernando Ampuero: “La política es la única herramienta que tiene las grandes mayorías del país para defenderse”.

Gregorio Santos mantuvo un liderazgo político-social desde muy temprana edad. Cuando cursaba estudios superiores en el Instituto Superior Pedagógico “Víctor Andrés Belaunde” de Jaén, fue llamado por el maestro Ulises Gamonal Guevara, al círculo cultural “Jaime Vásquez Díaz” para integrar el trabajo social-cultural que realizaba en Jaén y en las provincias del norte de Cajamarca.

Cada paso que Santos daba lo hacía con orientación política e ideológica. En su partido aprendió que todo proceso en la vida tiene connotaciones políticas. No hay que dudar que la solución a los problemas pequeños o grandes se deba a decisiones políticas como decía, el gran escritor alemán Bertolt Brecht.

Santos está convencido que para cambiar los destinos de la patria solo será posible cambiando el modelo económico que nos han impuestos los grandes grupos económicos y que el pueblo debe aspirar a gobernar no sólo gobiernos locales y regionales sino debe aspirar a construir un movimiento grande que le permita acceder al gobierno nacional. Goyo nunca se desligó de las organizaciones sociales (Rondas Campesinas, SUTEP, Trabajadores de Salud, estudiantes, ecologistas, frentes de defensa, artistas, etc.). “En un gobierno del pueblo las organizaciones sociales serán la mejor fortaleza que nos permita hacer grandes cambios a favor de las mayorías. Cambiar la constitución no sería posible sin el apoyo del soberano”, decía. Fue dirigente rondero y magisterial, y aun cuando asumió la presidencia regional de Cajamarca algunos dirigentes políticos de oposición criticaban su apoyo a las organizaciones sociales. “Santos no es dirigente sindical es presidente regional y debe mantener su status”, manifestaban. Otros decía que Goyo tenía talla de dirigente social pero no de Presidente Regional.

Para algunos políticos tradicionales la autoridad debe ser aquellos que egresen de las aulas universitarias o de las grandes empresas, deben vestir como ellos y quien sabe alimentarse como ellos. La etiqueta del protocolo para toda actividad: “saco y corbata”, porque de lo contrario se rompe toda una solemnidad programada. Gregorio Santos no era de ese tipo de políticos. Como presidente: en los protocolos institucionales mostraba su lado de autoridad y por su carisma era fácil de distinguirlo, y en las acciones sociales y populares era un soldado más que pueblo quería ver. Hasta los últimos días como presidente regional no permitió insultos a su pueblo, aquel pueblo que sigue luchando por su dignidad y defensa de su identidad. “A Cajamarca se respeta”, decía en cuanto acto se realizaba.

No quiero santificar a un hermano, pero cuántas cualidades positivas de él que es necesario que la población conozca. Decía un campesino de Sabogal (San Marcos): “Goyo es mi hermano, mi amigo y mi presidente. Él, llegó a mi casa y compartió nuestras pobrezas”. Un sector importante de los cajamarquinos consideran a Santos como el líder que los reivindica.

En junio del 2011, Gregorio Santos recibió a Ollanta Humala en su despacho presidencial regional. Allí el entonces candidato presidencial se comprometió a defender las tierras y el agua de los cajamarquinos. “Renegociaremos los contratos con las empresas mineras, incluido Yanacocha. Fortaleceremos la descentralización y regionalización, y haremos que los Gobiernos Regionales tengan mayor presencia en la vida política del país. Trabajaremos por las grandes obras para Cajamarca”, dijo. El apoyo de Gregorio Santos y de los cajamarquinos, permitió a Humala llegar a la presidencia de la República. Ollanta (el presidente) no cumplió con sus promesas, en cambio Goyo siguió luchando junto a su pueblo y terminó en la cárcel.


Humala se rindió ante el poder económico y empresas mineras, desatando toda una persecución a Goyo y los líderes sociales, en cambio el líder izquierdista (Santos) no vaciló con las trasnacionales, se enfrentó a ellas desenmascarando los grandes negociados con los ministerios a través de lobistas. Gregorio Santos cumplió su promesa de luchar junto a su pueblo. El pueblo sabrá redimirlo.

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