Por Francesca Emanuele y Jerónimo Centurión
En la tarde del 4 de junio, cientos de personas, en su mayoría jóvenes universitarios, abarrotaban la plaza de armas de Villa el Salvador. La expectativa era máxima. En una coyuntura donde los políticos y los medios de comunicación han tomado posiciones extremas con respecto a la minería, se presentaba el documental En el corazón de Conga, realizado por un grupo de entusiastas y comprometidos jóvenes liderados por Isabel Guardiz y Andrés Llanos.
El documental, que recoge las opiniones de los pobladores de las zonas aledañas al proyecto minero Conga sobre el impacto que este generaría en sus vidas, jamás se proyectó.
El alcalde de Villa el Salvador, Guido Iñigo Peralta, de las filas del partido Perú Posible, decidió, minutos antes de su proyección, censurarlo debido a que este “albergaba contenido político”. Según el alcalde, el IV Festival de Cine Medio-Ambiente “Sembrando” debía proyectar solo filmes medioambientales. Los primeros sorprendidos e indignados con la decisión edil fueron los propios organizadores del festival, quienes no entendían cómo el “inteligente” alcalde había logrado diferenciar la lucha medioambiental de lo político.
Lo concreto es que esa tarde la censura municipal se impuso.
Hoy, tras ver el documental, nos quedan claras las razones que llevaron a Iñigo Peralta a cometer este atropello.
En principio, el documental abre con impactantes imágenes de archivo: enfrenta al candidato Humala, aquel que incitaba a la población a salir a la calle a luchar por sus ideales, aquel que entre el agua y el oro se quedaba sin duda con el agua, versus el Humala secuestrado e impostado del presente, aquel que, finalmente, dijo que “Conga va”. No es común tener un registro tan claro de las contradicciones de un jefe de Estado.
Pero el documental va más allá. Un testimonio clave es el del exviceministro del Ambiente José de Echave, quien admite que su renuncia en noviembre del año pasado estuvo directamente relacionada al proyecto minero Conga. Él asegura que el estudio de impacto ambiental no presentaba un enfoque ecosistémico y que, por el contrario, visualizaba las lagunas básicamente como reservorios de agua que podían ser usados como botaderos. En otras palabras, advierte de manera inusualmente clara que dos de las cuatro lagunas ubicadas en la zona de influencia de Conga serán depósitos de desechos tóxicos, lo cual repercutirá eliminando todo un ecosistema que abarca a más de 103 hectáreas de bofedales, junto con manantiales y ojos de agua.
Otro de los testimonios impactantes que recoge En el corazón de Conga es el de Darío Zegarra, gerente de responsabilidad social de Conga. Este señor que se paseó por los principales sets de TV mostrando su apertura al diálogo aseguró frente a reporteros menos engominados que “para poder opinar hay que estudiar. Si hemos estudiado educación primaria, habría que opinar sobre educación primaria. Y si hemos estudiado sobre ciencias ambientales, hay que opinar sobre ciencias ambientales”. Lo que hace Zegarra frente a los periodistas cajamarquinos es deslegitimar el derecho a la libertad de expresión que tenemos todos los ciudadanos. Según él, los pobladores de la zona de influencia de Conga no tendrían derecho a expresar ningún tipo de opinión debido a que no han tenido el privilegio de ir al colegio o a la universidad en una zona donde la minera viene operando y usufructuando su riqueza durante casi 20 años y que sigue presentando un porcentaje de pobreza de hasta 85% en algunos distritos.
Este documental, estrenado el 11 de abril, no tuvo la misma suerte que el documental producido por Yanacocha, titulado Proyecto Conga: La minería empieza por la gente, el cual ha sido exhibido en diferentes zonas del país e incluso de manera íntegra en Canal N.
Al no haber podido obtener una entrevista con algún representante de la minera, los realizadores de En el Corazón de Conga utilizaron fragmentos del documental oficial de Yanacocha. Sin ningún tipo de vergüenza, Yanacocha afirma en su documental que el proyecto Conga fue acordado en el mejor de los términos con los campesinos, mediante talleres y en una audiencia pública final.
En el corazón de Conga revela las artimañas de las que se valió la minera para poder avalar su proyecto. Los invitados a cada taller y audiencia firmaron una lista de asistencia, más no un documento de conformidad con lo expuesto. Así lo confirman los testimonios de los pobladores que asistieron a estas reuniones.
Este trabajo es importante no solo a nivel informativo, sino porque da voz a los pobladores que son los principales afectados de este proyecto, los mismos que son consuetudinariamente tildados de revoltosos y antipatriotas.
Pese a la censura y a la poca difusión que ha tenido en los medios de comunicación, este trabajo viene exhibiéndose de manera no oficial y usted puede averiguar su próxima exhibición si lo busca en Facebook como En el corazón de Conga. Late.
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