Quienes saben lo que
significa expresar ideas y opiniones sin obstáculos de especie alguna en
democracias desarrolladas y quienes anhelan que así ocurra, también, en otras
latitudes, en donde esta forma de vida política, económica y social trata de
ser tal, debemos repudiar el maltrato y agresión salvaje de algunos efectivos
policiales en contra de 2 compañeros periodistas de Cajamarca. Imágenes
propaladas por algunos medios de prensa de la capital como
El gobierno regional de
Cajamarca y sus organizaciones con todo su historial de largas décadas de lucha
por el bien tan preciado de la persona humana, tanto por lo que representan a
estas alturas, como por la trascendencia que tienen en la perspectiva de una
nación que, lenta y sin pausa, trata de hacer realidad el ideal del derecho a
una convivencia más justa, digna y fraterna.
Pensábamos que los años más
difíciles para el ejercicio de la profesión periodística, como asesinatos,
carcelerías, agresiones físicas, persecuciones, querellas que aumentaban, tanto
por la autocracia y la corrupción en la administración del Estado, como por la
siniestra presencia de un vínculo entre el terrorismo y el narcotráfico, ya
pasaron; sin embargo, esta actitud antidemocrática continúa, y lo peor desde el
Estado y el gran capital, aunque no nos parece raro, pues este modelo
neoliberal que gobierna el país siempre funcionó así.
El gobierno regional de Cajamarca que preside
Gregorio Santos Guerrero expresa una vez más, su irrestricto respeto a la
libertad de expresión y de prensa en el país, como un derecho humano
inalienable, su capacidad de propuesta y de respuesta en contextos en que los
medios al servicio del gran capital callan y avalan el atropello a este
derecho, surgen los verdaderos espacios democráticos aunque pequeños pero
dignos, porque para quienes queremos construir un nuevo modelo de desarrollo
con justicia social para todos, consideramos que ¡la peor opinión es el silenció!.
El tiempo ha pasado, pero ha
dejado huellas tristes que ojalá nunca más se vuelvan a repetir. El pueblo sabe
muy bien lo que significa respaldar los principios fundamentales de la libertad
de expresión, de defender el derecho tan fundamental y de rendir sincero
homenaje a los hombres y mujeres que ayer se inmolaron por la libertad de
prensa, y a quienes hoy muestran abiertamente el espíritu y la voluntad firme
para rechazar cuanta iniciativa o acción se produzca en menoscabo del derecho a
investigar, brindar y recibir información.
Saludamos a la dignidad inquebrantable
de seguir luchando contra todo lo que pueda constituir clausura o coacción a
los medios de comunicación social, que se pretenda institucionalizar la cultura
del secretismo, que se aprueben proyectos de ley que tienen como propósito
amordazar a los periodistas y que la publicidad oficial, nacional, regional y
local se restrinja al mínimo a favor de medios que entregan su línea editorial
por un plato de lentejas.
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