Por el Periodista Jorge Pereyra Terrones
(Cajamarca 21 de abril del 2012)
Conga podrá contar con la aprobación presidencial pero no con el apoyo social de los cajamarquinos.
El anuncio hecho por Humala de que Conga va, pese a todo, no ha sorprendido a nadie, ni a tirios ni a troyanos. Era previsible, pues desde un principio todos sabíamos que el régimen jugaba en tándem con Yanacocha en la defensa de sus intereses.
El anuncio hecho por Humala de que Conga va, pese a todo, no ha sorprendido a nadie, ni a tirios ni a troyanos. Era previsible, pues desde un principio todos sabíamos que el régimen jugaba en tándem con Yanacocha en la defensa de sus intereses.
¿Y qué se podía esperar de un gobierno cuyos principales ministros y funcionarios son mineros?
El presidente ha optado, contrario a lo que establece la Constitución, privilegiar el derecho al lucro por sobre el derecho a la vida. Se ha preferido a la empresa antes que a la gente.
Hemos perdido una batalla, pero la guerra por el agua, la dignidad y la vida aún no ha terminado.
Mal hacen pues, los yanacochinos y sus cómplices, de celebrar anticipadamente y de pretender vender la piel de todos los cajamarquinos antes de matarnos lentamente.
Los imaginamos, después de destapar carísimas botellas de whisky y de celebrar con hipos el regalito que les ha hecho su padrino y protector Humala, considerar que ahora sí tienen patente de corso para hacer lo que se les antoje.
El gobierno y Yanacocha nos han ofrecido el oro y el moro para comprar nuestro apoyo a Conga. Y pueden hacerlo pues el árbol está lleno de manzanas de oro, pero cuando empiecen a disfrutar de ellas, se olvidarán como siempre de regar las raíces. Y será sólo cuestión de tiempo para constatar una vez más las promesas incumplidas de los “nacionalistas” y los mineros.
La aprobación presidencial de Conga es un premio a 19 años de constante irresponsabilidad ambiental por parte de Yanacocha, de abuso, arrogancia y prepotencia.
¿Hasta cuándo Cajamarca va a ser el muro donde orinan los yanacochinos?
Nuestra lucha tiene que ver con valores y principios. Tienen más valor los valores espirituales que les estamos dejando actualmente a nuestros hijos que el oro y las cosas materiales. Pues de nada sirve la riqueza en el bolsillo, si hay pobreza en la cabeza.
Conga va a ser mucho más ecocida y dañina que Yanacocha por la mayor área en la que se le ha autorizado operar. Y no sólo es mucho más de lo mismo, sino también una suerte de King Kong que dejará a su paso una estela de destrucción ambiental y que estará totalmente incontrolado por los corruptos funcionarios gubernamentales.
El EIA de Conga es abyecto porque fue hecho por una consultora internacional contratada y pagada por la misma Yanacocha y fue aprobado en el MEM, en un tiempo récord de 3 meses, algo que normalmente dura 25 meses, por una oscura asesora que cumplía una función de apoyo a su supervisor, el ex gerente yanacochino Felipe Ramírez del Pino. Obviamente, todo esto invalida dicho EIA y lo vuelve ilegal.
Y este estudio sigue siendo imperfecto porque los peritos internacionales sólo han recomendado poner “parches” a un documento que hace agua por todas partes y no han tomado en cuenta las numerosas observaciones técnicas expresadas por los peritos nacionales e internacionales de la otra parte. La sabiduría popular aconseja que cuando se sugieren muchos remedios para un solo mal, ello quiere decir que éste no se puede curar.
Desde un inicio, a la mayoría de cajamarquinos y peruanos no nos quedó la menor duda que el cerrado patrocinio de Conga por parte de Humala y Valdés implicaba la Crónica de una Imposición Anunciada.
Después del sometimiento del TC a los requerimientos del poder ejecutivo, del Fiscal de la Nación y de la CONFIEP, aún nos queda la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y en ese foro es imposible que pueda prosperar la conducta corruptora de Yanacocha.
Pero a veces los pueblos tienen que perder una batalla inicial para ganar al final la guerra. O como decía Winston Churchill: “No importa que vayamos de derrota en derrota hasta la victoria final”. Ahora bien, hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Y nosotros somos un bosque cuyas raíces se robustecen al penetrar cada vez más profundamente en nuestra tierra.
Queda por delante todavía mucho pan por rebanar. Nos aguardan por delante nuevas luchas y nuevos desafíos. Pues como solía repetir Napoleón: “Lo difícil se consigue, lo imposible se intenta”.
No hay nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria estriba en convencer. Se puede matar al soñador, pero no al sueño.
Y el desaliento jamás nos inmovilizará porque Cajamarca es más grande que Yanacocha y Ollanta Humala juntos.
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