martes, 19 de enero de 2021

Crisis económica y rebrote del coronavirus

74% de la población peruana se desarrolla en la informalidad

Han pasado 11 meses de la identificación de la primera persona infectada por COVID-19 en el Perú. Ante la incertidumbre mundial el gobierno del presidente Martín Vizcarra estuvo obligado a mandar a cuarentena a la población. El tránsito fue paralizado, los mercados vacíos, los centros educativos cerrados - las ciudades eran un silencio total -. La información llegaba vía medios tradicionales y/o redes sociales. No había sucedido algo similar en más de un siglo.

La crisis sanitaria llevó al colapso de los hospitales: falta de médicos especialistas, camas de hospitalización, camas UCI, medicamentos, oxígeno, ambulancias, etc. Las familias clamaban desesperadamente atención médica para salvar a los suyos. Las fronteras internas y externas estaban cerradas. En tanto, algunas clínicas, boticas y farmacias particulares hacían su agosto. El Estado con sus debilidades salvó en parte a la humanidad.

La estampida social generó zozobra en el mundo entero. El Perú se parecía a varios países del medio oriente en donde su población huye de las guerras y el hambre.  Millones de peruanos que radicaban por cuestiones de trabajo en ciudades de la costa estaban obligados a retornar a su jurisdicción para salvarse de la pandemia y la miseria: sin trabajo, sin dinero, sin vivienda y sin alimentos. Después de un mes de cuarentena en todas las ciudades del Perú empezaron aparecer banderas blancas en barrios y asentamientos humanos, los compatriotas esperan solidaridad para paliar el hambre producto de la crisis alimentaria. El sistema fue desenmascarado. Aquel modelo que era intocable por la clase política no respondía a las exigencias de la crisis.

La clase política gobernante de las últimas tres décadas nos habían contado el cuento que el país caminaba firmemente hacia el primer mundo. El crecimiento era el mejor del mundo y que la pobreza se habría reducido de 58.4% en el 2004 al 20.2% en el 2019. Las cifras eran las más altas de la región. ¿Si éramos el mejor país en crecimiento económico, por qué en menos de un año existe un retroceso de siete años según la CEPAL? Por qué los impactos negativos han sido en menor magnitud en países vecinos: ¿Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Colombia y México? Vivimos más de 3 décadas con una sostenida publicidad engañosa. Los gobiernos sucesivos se sostenían al ritmo del Marketing Político. La investigación social que incorpora a la ciudadanía como componente de la Comunicación Política estuvo ausente. 

El rebrote de la pandemia ya está en el Perú. La nueva variante amenaza con ser más infecciosa: ésta pasará de 2 contagiados por personas a 6 o 7 personas. “No será más letal”, según investigaciones del médico peruano Elmer Huerta. Sin embargo, la población debe continuar con las medidas de seguridad: lavado de manos, distanciamiento social y portar mascarilla. La economía volverá a crecer paulatinamente en el 2021, 2.5% en mundo, 6% en países desarrollados y América Latina apenas subirá a 3.6% (FMI). Los pronósticos en medio del rebrote covid-19 son auspiciosos para el Perú, crecerá 7.3%. A nuestro modesto parecer es un toque marketero para lavarle la cara al desgastado modelo económico.  

Las elecciones están a la puerta de la esquina. Los candidatos del sistema neoliberal han perdido respaldo de la ciudadanía. Más del 63% de peruanos no simpatizan con ningún candidato en carrera. El FMI y BM son perfectos aliados para mantener el desprestigiado sistema excluyente. Ojalá la inteligencia del pueblo peruano se sobreponga a la crisis política que arrastramos décadas. 

Escrito por: Segundo Matta Colunche


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