Por: Segundo Matta Colunche
Uno de los escritores más importantes del periodismo
del siglo xx fue el historiador y periodista polaco Ryszard Kapuscinski, quien
en una de sus frases célebres afirmara “…para
ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas
personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede
intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus
dificultades, sus tragedias”. Reflexión que muy bien podría caer en estos días de coyunturas
marginales y que ayudaría a dirimir la auténtica libertad de expresión y de
prensa en el país.
Creemos
que es necesario ir separando entre quienes empoderan el conocimiento
científico y los formuladores de fantasías; entre la decencia y la desvergüenza;
entre la ética y lo deshonesto; entre la cortesía y lo grotesco; entre la
relativa objetividad y el subjetivismo abyecto; entre lo digno y lo vil. El
periodismo es una actividad comunicativa que asume protagonismo y liderazgo
sociopolítico desde los cimientos mismo de la aparición del hombre y, conforme
va avanzando la ciencia y la tecnología va asumiendo reconocimientos
particulares y/o desprecio por lo asumido.
Nada
podría presagiar de la indolencia de quienes la asumen, sí la mezquindad y el
egoísmo forma parte de su ser. Si la mentira es el arma que refleja la negación
sublime de su infortunio. El linchamiento mediático como “profesión” está lejos
de los objetivos fundamentales de la comunicación.
El
periodismo que no defiende la verdad y no lo asume como un principio rector
está lejos de alcanzar la cima de la justicia social. Los que en nombre de la
libertad y la democracia mancillan honras y honor de las personas no tienen
derecho a proponer salidas de esta mal interpretada República. Si por algo
tenemos que avergonzarnos, hoy por hoy, es el embuste engañoso de los que
propalan “independencia”, cuando en la práctica están más cerca a lo asalariado
y mercenario.
Allí
ellos. Hay reserva moral en la juventud y en el libro abierto de quienes
ejercieron el periodismo para alcanzar no solo la victoria social, sino para
mejorar el nivel profesional del periodismo peruano. Trabajaremos para
democratizar las comunicaciones como un derecho del pueblo.
Desde
la escuela nos enseñaron a respetar, a dirimir cuando hay que hacerla y
expresar nuestra rebeldía cuando la realidad te llama. Quienes aspiramos a una
sociedad diferente, estamos llamados a moldear la patria que Mariátegui nos
enseñó: “A peruanizar el Perú” y a que
la “revolución sea acción heroica del pueblo sin calco ni copia”. Ha pasado más de medio siglo de aquella lucha
histórica por empoderar las organizaciones del pueblo; sin embargo,
autocríticamente volvemos a decir no hemos podido consolidar un partido nacional
que levante las banderas de la libertad y la justicia social.
En
un país donde la prensa reaccionaria se ha desprestigiado por sus nexos con las
mafias delincuenciales, nos queda un solo camino: “Adecentar el periodismo”
como acción heroica de los hombres de prensa. Habrán voces corrosivas que
haciendo eco de disposiciones del poder económico querrán manipular la realidad
y presentarla como “verdad”, pero allí estará la fulgente voz que no calla para
encontrar que el silencio sea escuchada.
Quienes
nos aferramos a defender la libertad como un principio rector, tenemos la
obligación moral de hacerlo, poniendo de manifiesto lo que Kapuscinski
decía: “…la buena persona, informa como
persona”.
Ver vídeo. (Vida de Kapuscinski).
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