Por Segundo Matta Colunche
“Ollanta Humala llegó a la presidencia de la República con
una propuesta progresista. En la presidencia cambió, y traicionó al pueblo,
buscando refugio en la derecha. Ahora ésta le da la espalda y el pueblo ya no
quiere saber nada con él”.
En las últimas elecciones generales (2006 y 2011), el
entonces candidato Ollanta Humala alcanzó, en primera vuelta, más del 30% de
votos válidos del sector que representa a los más excluidos de la patria. En ambas
elecciones fue a segunda vuelta, la primera perdió frente al candidato del APRA
Alan García Pérez y en la segunda venció al fujimorismo, alcanzando la
presidencia de la República. En Cajamarca, en la primera vuelta perdió y en
segunda vuelta con el apoyo del Movimiento de Afirmación Social MAS, logró el
triunfo.
Ollanta Humala, elegido presidente, en su primer acercamiento
convocó a los presidentes regionales del Perú, entre ellos, Gregorio Santos
Guerrero, presidente regional de Cajamarca. Tema: ¿Cómo lograr la
gobernabilidad del país? La autoridad cajamarquina solicitó, “encaminar la Gran
Transformación, con una Nueva Carta Magna, a través de una Asamblea
Constituyente. Lograr la unidad del país y fortalecer la descentralización”,
políticas claras para lograr la justicia que exige la mayoría de peruanos.
No pasó mucho tiempo y ya elegido como ministro de Economía, Luis
Castilla, tras reunirse con empresarios mineros vía la CONFIEP, de la noche a
la mañana, Humala cambió de discurso, ya no le interesaba la Gran
Transformación y dijo que la hoja de ruta era el plan con el cual iba a
gobernar. Estalló el conflicto Conga, el mandatario salió con su discurso de “Conga
va”, militarizó Cajamarca-decretó dos Estados de Emergencia-, murieron 5
hermanos cajamarquinos, hubo decenas de heridos, denunciados y perseguidos. Se
sumó a todo, el bloqueo económico al Gobierno Regional, la instalación de la
Contraloría General de la República en la sede regional y una férrea campaña
mediática dirigida desde Lima por los monopolios de la comunicación.
Mientras esto sucedía en contra de Cajamarca y el gobierno
regional, la solidaridad se sentía en todo el Perú y en varios países del
mundo. Cajamarca resistía ante la permanente represión. Humala se sentía dueño
y señor del gobierno y las fuerzas armadas, muy bien protegidas por el militar
Oscar Valdés y el poder económico. Pese a
todo gozaba de una buena simpatía. Recibió el apoyo de la extrema
derecha nacional, Alan García, Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori, Lourdes
Flores y Alejandro Toledo, quienes se convirtieron en aliados del gobierno con
respecto a Conga. Operadores de Yanacocha-varios de ellos cajamarquinos se
paseaban como Pedro en su casa, por los diversos medios de comunicación, grandes
publirreportajes pagados. Cajamarca resiste.
Ollanta pensó que traicionar al pueblo y estar al lado del
poder económico, era el camino para legitimarse en el Perú y consolidarse como
un líder indiscutible. Nada más absurdo. Pasó el tiempo y los sectores sociales
y populares que lo llevaron al gobierno se sienten defraudados y traicionados. En
la última encuesta de GFK, sólo el 24% aprueba su gestión. Rechazo rotundo de
la mayoría de peruanos.
Humala ya no sólo ha perdido el apoyo de la izquierda, de los
sectores populares, sino de la derecha. Sus pupilos como Bobadilla en
Cajamarca, tienen que maquillarse para participar en próximas elecciones. La
gran mayoría de cajamarquinos repudia y sanciona a quienes traicionaron a su
pueblo.
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