Por Segundo Matta
Colunche
Hace algunos años, la
Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), emitió un informe. Los datos que
se presentan son alarmantes. La organización criminal Sendero Luminoso asesinó a 11.021 personas
y fue la responsable de 1.543 desapariciones, lo que da una
cantidad de 12.564 víctimas de su accionar. Tal cifra representa el 54% de
todos los casos de muertos y desaparecidos reportados a la CVR y convierte a
esta organización subversiva en la principal responsable de víctimas fatales
del conflicto armado interno”.
También actuaron
salvajemente grupos paramilitares, fuerzas armadas, MRTA y otras bandas
delincuenciales. Nadie en su sano juicio puede seguir a grupos como estos. La izquierda
democrática como el Partido Comunista del Perú Patria Roja, deslindó, rechazó y
combatió junto al pueblo a tales acciones criminales. Las grandes revoluciones
jamás se harán matando, torturando y desapareciendo a seres humanos.
Han pasado muchos años,
aún quedan secuelas de estos actos denigrantes. La CVR también afirma que fue
imposible el avance de proyectos de desarrollo en zonas donde el conflicto se
desarrollaba, niños y jóvenes no tenían acceso a programas básicos de educación
y salud. La pobreza extrema era evidente. El hambre en los sectores
empobrecidos por el modelo y el terror marcaron la destrucción de la sociedad
organizada, pero los pocos que quedaron derrotaron a esta lacra.
La muerte de dos
narcoterroristas no se le puede llamar “triunfo” sobre remanentes de Sendero
Luminoso, este grupo fue derrotado hace años. Lo que existe son bandas
organizadas que generan terror con el apoyo del narcotráfico. El objetivo
principal de las bandas es proteger el cultivo ilegal de coca y su
procesamiento, como lo demuestran informes de IDL.
El gobierno humalista
gasta 450 millones anuales en la “lucha contra la delincuencia y el
narcotráfico”, esto representa el 0.1% del PBI. Totalmente insignificante.
Razones suficientes para que en materia presupuestal y estrategia invasionista,
el gobierno norteamericano refuerce su presencia en la selva con el cuento de
luchar contra el narcotráfico asegurándose gran parte de reservas naturales
como el agua y los bosques.
Los cajamarquinos
rechazamos la pésima estrategia de la lucha contra el narcoterrorismo, no sólo
pasa por enviar fuerzas armadas y policiales a la zona de VRAE, sino por
generar estrategias de desarrollo sostenible con los campesinos. Fueron los
campesinos organizados mediante las Rondas Campesinas quienes derrotaron en
varias zonas del país a Sendero Luminoso y MRTA, sin embargo ellos fueron y
siguen abandonados por el Estado.
Quienes somos
democráticos rechazamos rotundamente la violencia venga de donde venga, nada
fundamenta asesinatos y desapariciones tanto de los grupos terroristas como los
organizados por los gobiernos de turno como los “Rodrigo Franco” y “Colina”. El pueblo detesta y rechaza el terrorismo de bandas
criminales, así como el terrorismo de Estado.
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