Por Segundo Matta Colunche
“Las luchas futuras serán libradas con armas
indestructibles y poderosos broqueles protectores, como un sólido sentimiento
revolucionario, como la unidad, la convicción, la organización, la
planificación; pero el armamento más poderoso será siempre el de la lealtad
revolucionaria”. Adán Chávez Frías (Venezuela, 15 de agosto del 2011)
La lealtad a la doctrina, a los principios, al pueblo, a la
persona, al camarada, será siempre el
estandarte que levantaremos cuando de asumir responsabilidades se trata. La
lealtad no es sobonería, es principios, es convicción, es una gran virtud que,
indudablemente se relaciona con la formación integral del individuo y el
desarrollo de su personalidad.
Ser leal, es asumir y defender, en lo individual y en lo
colectivo, principios y valores morales e ideológicos que forman un proyecto de
vida. Nada debe envilecernos u obsesionarnos, al contrario, asumir con humildad
y responsabilidad lo que nos enseñaron nuestros padres, nuestros maestros, el
pueblo, el partido.
Tratamos de definir la lealtad, pero también de comparar
este término en estos momentos que la región y la patria nos necesita. Quizá a
más de uno se le ha pasado por la cabeza dirimir y cuestionar las traiciones y
deslealtades. Comparar a aquellos que juntos partieron, juntos llegaron, pero
luego se separaron y terminaron cada uno por su camino. Uno por traicionar a su
pueblo y el otro por pretender liberarlo.
La traición a las
ideas, a las promesas, a los principios es una desviación ideológica. Quizá
nunca lo tuvieron por razón o conveniencia, pero si decepcionaron a quienes confiaron.
Nada servil se puede ser cuando se actúa en contra de la verdad.
La deslealtad es capaz de destruir la conjunción social y
cultural de un pueblo.
La traición y mezquindad nunca harán realidad los sueños de
una patria grande, jamás verán la realidad más allá de sus narices, no habrá humanidad
al sufrimiento de los pobres, son felices cuando todo se consume y se destruye,
la justicia les estorba, se sienten
felices porque felices retirados del pueblo son. Aquí no sirve investigar a
fondo las cosas, la mentira es el fin de su trabajo.
Por lo tanto la lealtad en la práctica es la camaradería,
la solidaridad, la cooperación, la honestidad, la democracia participativa; la
toma de conciencia de lo que implica cumplir un compromiso de lucha, aún frente
a circunstancias cambiantes y adversas; es mantener el derecho a la
divergencia, sin traicionar los principios que se dicen defender. Lo contrario
a la lealtad es la traición, la cual entonces, supone la violación a los
compromisos asumidos.
Sigamos los ejemplos de
personas que actúa de manera sincera y honrada, con respeto y reconocimiento a
sus propios principios morales y éticos. Aquella que no engaña, ni traiciona.
Sin temor a equivocarme, el mejor ejemplo de
lealtad en nuestra Historia Patria lo constituye nuestros mártires y héroes,
aquellos que murieron por la justicia, liberación y soberanía de su pueblo. Gálvez,
Grau, Cáceres, Bolognesi, Heraud, en Cajamarca los 5 mártires de Conga y otros hermanos
estarán por siempre en el sentimiento del pueblo. Lealtad, dignidad humana.
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