Por Raúl
Wiener (La Primera)
Críticas: (a) la más
importante de todas, haberse enredado en pleno conflicto regional-minero, en un
proyecto de formación de un frente electoral para el 2016, del cual ha
aparecido, además, como precandidato. No es que se cuestione su derecho a hacer
política ni la necesidad de un reagrupamiento electoral post-Ollanta, sino la
relación entre estos objetivos de mediano plazo con la huelga que se venía para
los siguientes días, lo que ha servido a sus enemigos para decir que el
presidente regional la utiliza como plataforma de sus intereses particulares y
de grupo; (b) haber dejado varias veces la impresión de que cede a las
presiones de los dirigentes de los frentes de defensa colocados a su izquierda,
como en el caso de la propuesta de diálogo con el presidente Humala, que
Saavedra retrucó diciendo que se había agotado el tiempo del diálogo, sin
recibir respuesta de Santos; (c) no haber podido rescatar para la conciencia
colectiva las victorias parciales ya conseguidas por la lucha que van desde la
suspensión del proyecto, la imposición del peritaje (que aceptaba que había
objeciones válidas al proyecto), las nuevas exigencias del gobierno a la
empresa y su aceptación a regañadientes y con ambigüedades. Nada de esto
hubiera ocurrido sin el combate de ocho meses, pero la polarización “va o no
va”, ha hecho que todo parezca como si estuviera en el inicio; (d) lo que ya no
sé si fue un error, quizás solo un movimiento táctico: meter el tema de “sacar
al presidente”, que en cierto plazo se va entender mejor como un desafío a
hacer algo contra los que traicionan sus promesas.
Aplausos: (a) Santos ha demostrado ser un líder popular consecuente, que no ha buscado el lado fácil de asociarse con los poderosos y buscar dinero de ellos, sino que ha hecho propias los reclamos de su pueblo y ha ido quizás más allá de su programa electoral, respondiendo a un lógica maciza que es que el gobierno de la región no puede abstenerse en problemas de la defensa ambiental, los derechos de las comunidades y el diseño de desarrollo para su territorio; (b) se ha mantenido también como un hijo del pueblo, rondero que no ha roto sus raíces y dirigente que puede mirar cara a cara a sus bases porque no les ha fallado; (c) ha encabezado un movimiento definitorio para marcar el curso del gobierno de Ollanta Humala. Es quién más ha hecho por quitarle las caretas llevándolo a momentos fatales como la declaración de “Conga Va”, la declaratoria del estado de emergencia que derribó el gabinete Lerner, las normas represivas con nombres de Santos y otros dirigentes sociales, que han hecho efecto devastador sobre la aprobación presidencial; (d) ha podido manejar un movimiento prolongado sin recurrir a excesos, donde la mayor violencia ha venido de la Policía y de las órdenes del gobierno, según lo reconocen todos.
Aplausos: (a) Santos ha demostrado ser un líder popular consecuente, que no ha buscado el lado fácil de asociarse con los poderosos y buscar dinero de ellos, sino que ha hecho propias los reclamos de su pueblo y ha ido quizás más allá de su programa electoral, respondiendo a un lógica maciza que es que el gobierno de la región no puede abstenerse en problemas de la defensa ambiental, los derechos de las comunidades y el diseño de desarrollo para su territorio; (b) se ha mantenido también como un hijo del pueblo, rondero que no ha roto sus raíces y dirigente que puede mirar cara a cara a sus bases porque no les ha fallado; (c) ha encabezado un movimiento definitorio para marcar el curso del gobierno de Ollanta Humala. Es quién más ha hecho por quitarle las caretas llevándolo a momentos fatales como la declaración de “Conga Va”, la declaratoria del estado de emergencia que derribó el gabinete Lerner, las normas represivas con nombres de Santos y otros dirigentes sociales, que han hecho efecto devastador sobre la aprobación presidencial; (d) ha podido manejar un movimiento prolongado sin recurrir a excesos, donde la mayor violencia ha venido de la Policía y de las órdenes del gobierno, según lo reconocen todos.
Puesto en la balanza, Santos
debe ser hoy más respetado que lo que era antes en Cajamarca, aunque tenga
mayor número de enemigos.
Fuente: La Primera-Lima
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