Por: Segundo Matta Colunche
Sangre y fuego contra nuestros hermanos indígenas |
Un
día como hoy, (05 de junio del 2009) murieron asesinados 33 peruanos entre
indígenas y policías. Investigaciones de organismos internacionales determinan
que existieron órdenes, del gobierno de Alan García (ministros), para disparar
a quema ropa. Han pasado 05 años y los
responsables políticos siguen libres amparados en la impunidad del actual
modelo.
Hoy celebramos “El día
mundial del Medio Ambiente”, día que fue establecido hace 41 años (1973) por la
Asamblea General de las Naciones Unidas, desde esa fecha, instituciones y
organizaciones sensibilizan a la población en relación a temas ambientales
intensificando la atención y la acción política. Los objetivos principales de
estas celebraciones son: “brindar un contexto humano, motivar a las personas
para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y
equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de
actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación para que el medio
ambiente sea sostenible, pues ésta garantizará que todas las naciones y
personas disfruten de un futuro más próspero y seguro”.
En respuesta a declaraciones universales y derechos
constitucionales, miles de hermanos (Awuajún y Wampis) de: Amazonas, Cajamarca
y San Martín, se movilizaron el 05 de junio del 2009 contra 10 decretos
supremos aprobados entre gallos y medianoche por el gobierno aprista de Alan
García Pérez. Dichas normas atentaban contra los bosques, el agua y las tierras
de los pueblos indígenas y pretendían entregarlos a la voracidad de las
trasnacionales petroleras y madereras. En ningún momento, se consultó a las comunidades
selváticas, ni mucho menos se respetó el convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) que establece la obligatoriedad de la consulta previa.
La brutal
intervención policial dejó un saldo de: 33 peruanos asesinados; 200 heridos –83
de ellos de bala– en las localidades de Bagua y Utcubamba; y, un desaparecido, el
oficial de la PNP Felipe Bazán Soles. Ni Alan García (Presidente de la
República), ni Mercedes Cabanillas (Ministra del Interior) y menos Yehude Simón
(entonces Presidente de la PCM), fueron capaces de asumir responsabilidades
políticas por tal execrable hecho. Incluso, llegaron a calificar a los pueblos
indígenas de violentitas, terroristas y anti desarrollo, valiéndose de los
medios de comunicación reaccionarios. En aquel entonces algunos congresistas
nacionalistas, cuando todavía se identificaban con el pueblo, fueron los únicos
que expresaron su rechazo a la intervención policial.
¿Tuvieron
razón los hermanos indígenas de protestar contra normas anticonstitucionales?
La respuesta la tenemos aquí: El Banco Mundial, protagonista de las
privatizaciones e implementadora del modelo neoliberal reconoce que América Latina
podría quedarse sin bosques ni picos nevados, y el creciente nivel de los
océanos acabaría con muchas costas y ciudades enteras en relativamente pocos
años. Con lo cual, la vida de los más de 500 millones de habitantes de la
región y de sus especies animales y vegetales podría cambiar de manera
irreversible. Perú está entre los principales países en peligro. Si hasta el
Banco Mundial, organismo defensor del modelo neoliberal, dice eso entonces la razón les
sobra a los hermanos Awuajún y Wampis.
Pero lo
repudiable de la justicia peruana, es que ningún gobierno ha sido castigado por usar
inconstitucionalmente las fuerzas del orden. Sino veamos que los responsables
de: El Baguazo, con 33 muertos, siguen impunes; y, Conga, con 5 muertos,
también siguen impunes. Los fiscales y jueces aliados de las transnacionales y de
la derecha no han tocado un pelo a Alan García y los verdaderos responsables de
estas muertes; sin embargo, sí han sido muy diligentes en castigar a los
indígenas (varios de ellos procesados), campesinos cajamarquinos, autoridades
regionales (como Gregorio Santos) y a un sinnúmero de dirigentes sociales que
defienden la dignidad de su pueblo.
Han pasado 05
años, Cajamarca y el pueblo peruano exige justicia. Hechos como Bagua y Conga
en Cajamarca, no deben repetirse. Alto a la impunidad.
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